El acusado de matar a sus padres a tiros de escopeta el pasado mes de marzo en su casa de Mejostilla, mientras ambos dormían, se enfrenta a una pena de entre 30 y 40 años de cárcel (entre 15 y 20 años por cada uno de sus padres asesinados). La Fiscalía concretó ayer la imputación al hijo del matrimonio, al que se le acusa de dos delitos de asesinato con alevosía, aunque la condena podría aumentar por el agravante de parentesco. El acusado, Carlos Barra, de 37 años, es el hijo menor de cuatro varones. También tiene dos hermanas.

Será juzgado por un jurado popular y ayer se celebró en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 una comparecencia inicial del tribunal jurado a la que asistieron el juez, el Ministerio Fiscal y el imputado y su letrado. La vista consistió en la ratificación de la imputación de Carlos Barra, hijo del matrimonio, que reconoció el crimen días después de la tragedia.

CONSTERNACION EN EL BARRIO Los hechos ocurrieron la mañana del 17 de marzo en una vivienda unifamiliar en el número 63 de la calle Peñalara, en la zona alta del residencial Gredos, a pocos metros de donde se encuentra la casa de cultura de la Mejostilla. Los cuerpos sin vida fueron encontrados un día después por un familiar que acudió al domicilio en el que el matrimonio vivía desde al menos diez años. El padre, de 73 años, era un conocido empresario de la ciudad, Manuel Barra, que regentaba un negocio de plásticos en la ronda Puente Vadillo, cerca de San Marquino. Su madre, Consuelo Quintanilla, tenía 64 años.

Tras el asesinato el hijo acusado del homicidio estuvo tres días desaparecido hasta que fue detenido por la Policía Nacional en la localidad pacense de La Lapa, un pueblo cerca de Zafra. El día 23 de marzo, después de pasar la noche en los calabozos, pasó a disposición judicial y confesó ser el autor del doble crimen.

CON ESCOPETA Y CUCHILLO Ante el juez Carlos Barra Quintanilla afirmó que esa noche había consumido estupefacientes, principalmente cocaína, además de pastillas de trankimazin que tenía su madre en el domicilio familiar.

Reconoció haber utilizado una escopeta de caza que guardaban en la casa para disparar primero a su padre y, posteriormente, a su madre. También usó un cuchillo para acabar con la vida del empresario al percatarse de que seguía vivo tras los disparos.

Los cuerpos se encontraban en habitaciones distintas. El autor confeso efectuó un disparo a cada uno, pero, según su declaración, su madre no se enteró porque estaba dormida cuando recibió el impacto. Tras dar muerte a sus padres, Carlos Barra huyó en el vehículo que solía utilizar con una pequeña cantidad de dinero, pero volvió posteriormente a la vivienda para llevarse una cantidad mayor, unos 5.000 euros, que el padre guardaba en un armario.