Quién le iba a decir a Agustín Fondón que aquellas apetitosas salchichas le iban a dar tantos quebraderos de cabeza. Los hechos se remontan al pasado 11 de mayo cuando este conocido cacereño acudió una mañana al supermercado Provecaex, en la carretera de Mérida, con la intención de adquirir 1 kilo de salchichas de pollo para hacer una barbacoa. En su lista de la compra también figuraban patatas fritas El Gallo, panceta, pan del Casar, espárragos, cebollas, calabacines y carbón vegetal.

Las salchichas, envasadas, se las facilitaron en la sección de carnicería; al llegar a casa, Agustín empezó a cocinarlas. Al terminar se sentaron a la mesa él y sus tres hijos. «Estaban buenas, tenían buen aspecto», relata el afectado. Cuál fue su sorpresa que cuando se llevó una de ellas a la boca y la masticó sintió un terrible «chasquido». Entonces escupió y se dio cuenta de que dentro de la salchicha «había una púa de unos 8 milímetros», calcula Fondón. Al plato cayeron rápidamente el trozo de salchicha, el clavo y su muela partida en dos.

Ya por la tarde, cuando su mujer volvió de trabajar porque estaba de mañana, acudieron a Provecaex. «Allí nos dijeron que eso no era responsabilidad de ellos, que era cosa de la sección de carnicería». No obstante, la firma cacereña les devolvió el dinero, los 10,47 euros que había costado el kilo de salchichas. Acto seguido, les confirmaron en la carnicería «que por seguridad devolverían toda la remesa a la compañía envasadora», en este caso La Abuela Julia SL, radicada en Toledo.

No tardó Agustín en verse obligado a visitar al dentista. Acudió a la clínica dental del doctor Moisés González Gutiérrez, situada en la calle Alfonso IX de Cáceres. El cacereño tuvo que someterse a una extracción, un implante y le fue colocada una corona sobreimplante, todo ello por valor de 1.280 euros. El afectado quería reclamar esos gastos odontológicos y entonces contactó con el responsable de Calidad y Medio Ambiente de la empresa envasadora, Luis Martín García. Éste solicitó a Fondón que enviara una foto «del cuerpo extraño hallado en las longanizas». Y así lo hizo: remitió una imagen del plato con la salchicha y, a la derecha, la púa y los restos de la muela.

Una vez realizado este paso, Agustín Fondón explica que la empresa toledana le instó a que remitiera su reclamación de la cantidad solicitada a la compañía de seguros Soliss, representante de La Abuela Julia SL. La compañía de Seguros Félix Santos Quintana, en representación de Agustín Fondón, efectuó la queja.

El 26 de febrero Soliss contestó a Fondón que «estudiada toda la documentación que obra en nuestro expediente, entendemos que no existe ningún tipo de responsabilidad por parte de nuestro asegurado, ya que no queda suficientemente acreditada la relación de causalidad». Y concluye que no asumirá «las consecuencias económicas derivadas», es decir, no pagará los 1.280 euros que costó el dentista.

Este miércoles Fondón fue a Consumo y le dijeron que «ya no se puede hacer nada, porque en estos casos lo mejor es ir a un centro veterinario, poner en conocimiento el caso y que ellos sigan el proceso, por qué se devuelve la carne, dónde está el género y cómo analizarlo debidamente». La intención de Agustín es dar a conocer estos hechos para que en lo sucesivo posibles afectados sepan cómo actuar antes de tener que pasar por el dentista por culpa de un clavo mal clavado.