Han llegado a EL PERIODICO EXTREMADURA estudiantes de periodismo para hacer prácticas este verano. Entre las varias chicas, preciosas, está Sara. Una de las primeras tareas que tiene encomendada es hacer un reportaje sobre los hábitos amorosos de los cacereños. Una ardua tarea. Desde luego si solamente entrevista a hombres nunca sabremos la verdad, pues ya se sabe que los hombres en estas cosas no es que sean como el jugador de parchís, que se come una y cuenta 20, es que ni siquiera come y el tío cuenta las que le da la gana. La imaginación no tiene límites.

Para seguir el modelo de un estudio nacional se interesará por los lugares en los que realizamos el amor. A lo mejor hay sorpresas, porque tratándose de cacereños lo normal es que lo hiciéramos en la Montaña o en la calle Caleros y resultará que lo hacemos en la cama, en el coche o en sofá. Algunos incluso en la cocina, pues ya se sabe que hay alimentos afrodisiacos y cuando uno prepara comidas con ellos no le da tiempo ni siquiera de llegar al catre. Claro que también saldrán a relucir el Parque del Príncipe y el ferial.

Respecto a la hora puede haber noticias. No parece que la siesta o la noche veraniega sean propicias para arrejuntarse. Mejor las madrugadas, aprovechando que aún se está en pelota picada y hay volúmenes que aumentan sorprendentemente en esas horas.

Por lo que se refiere al día de la semana, es necesario prescindir de los lunes, que deberían ser inhábiles para todo, y darle prioridad al sábado sabadete . En cuanto a la ambientación, ya se sabe, música ¡El Redoble!