Lo que saca a la calle La Montaña no lo saca nadie en Cáceres. Al cierre de esta edición solo en la plaza Mayor había más de 10.000 personas aclamando a su patrona, según cálculos de la policía local. Multitudinaria, así se resume la crónica de ayer.

Una espléndida tarde de primavera guió a Nuestra Señora la Virgen de la Montaña, a la que acompañaron --como marcan los cánones-- miles de cacereños. El buen tiempo (nada que ver con la tromba de agua que cayó en la procesión de bajada del año pasado), convirtió el desfile en uno de los actos más multitudinarios que se recuerdan en Fuente Concejo, puente al que la patrona llegó a las 20.30 horas, puntual a su cita anual con el novenario.

La Virgen salió de su santuario a las 18.30. La junta de gobierno de la cofradía llevaba allí desde mediodía, comieron los tradicionales huevos fritos con chorizo en el restaurante, y a las 17.30, todos ellos, junto a los hermanos de carga, ya estaban en el templo para el nombramiento de nuevos hermanos, acto que presidía el capellán de la cofradía, Florentino Muñoz, encargado de bendecir sus medallas. Luego se cantó una salve, se organizaron los turnos de carga con el reparto de planillos y empezó la procesión.

Abría el desfile el estandarte que Cáceres regaló a la Montaña en el 2006 coincidiendo con el centenario de la declaración de su patronazgo canónico sobre la ciudad. Confeccionado por María Jesús Trejo, es blanco, ribeteado en bordados de oro, con una imagen de la Virgen en el centro sobre la que puede leerse su título teológico de Madre de la Divina Gracia . Le seguía el estandarte pequeño de la Real Cofradía (el que se usaba hasta hace dos años para abrir el desfile) y más de 60 niños que, igual que el resto de hermanos, desfilaban con túnica azul cielo, capelina, guantes y cinturón blancos, y zapato negro.

La Virgen, que ya cuenta con 121 mantos, fue nuevamente vestida por la camarera Pilar Murillo. Lucía --como siempre para esta ocasión-- el manto de la ciudad, de estilo renacimiento, hecho de tisú de plata fina, bordado a mano con oro fino de alto relieve, regalo de los cacereños con motivo de las bodas de plata de la coronación canónica, el 12 de octubre de 1949. Sobre su sien portaba la corona de diario que habitualmente exhibe en el camarín. Es circular de plata dorada, réplica de la que el orfebre Félix Granda diseñó en 1924 cuando la patrona fue coronada canónicamente por el cardenal Reig.

La cofradía dispuso, como es preceptivo, cuatro turnos de 30 hermanos (con sus correspondientes jefe y subjefe de paso), que componen los 120 totales que cargan los 1.500 kilos de peso de las andas de plata --sobre las que se coloca a la Montaña--. Fueron adquiridas en los 60 en un taller sevillano y restauradas en 1999. Su crestería es una réplica del palacio de los Golfines de Abajo, tiene motivos de margaritas y flores de lis y lleva adosadas seis ánforas, todas ellas decoradas ayer por la camarera de ornato, Pepita Bravo Perera, a base de claveles rosas y blancos, y gladiolos.

EL PUEBLO En el tramo del Calvario al Amparo, conocido como el del pueblo , fueron los devotos --puede haber hasta 50, especialmente mujeres-- quienes portaron la talla. Ya en el Amparo, la cofradía titular de esa ermita, como es tradicional, hizo entrega a la Virgen de un ramo de flores, honor que este año ha sido para Ricardo Galán, mayordomo de la Cofradía de la Soledad.

En Concejo, y tras 12 años de gobierno del PP con José María Saponi a la cabeza, una alcaldesa socialista con chaqueta y falda rosa palo, y "muy emocionada", como ella misma reconoció, debutaba en la entrega del bastón de mando de la ciudad (de madera, con pomo de oro, cordón y borlas de hilo de oro), que simboliza el título de alcaldesa honoraria que la Montaña ostenta en el novenario. El hermano cofrade y técnico municipal, Rafael Valiente, se encargó como también es tradición de su colocación.

El presidente de la diputación, el subdelegado, el mayordomo de la cofradía, Jesús María Larrazábal, y el resto de autoridades civiles y mandos militares (el teniente coronel, Jesús Estacio, entre ellos, que el próximo mes de junio se despide de la base cacereña del Cimov) también recibieron a la Virgen. Acudió asimismo otro de los debutantes: el obispo, Francisco Cerro, que presidió vestido con traje coral morado y birrete --el de mayor solemnidad--. Monseñor portaba una cruz dorada que solo había usado antes en tres ocasiones: el día de su ordenación episcopal, el Viernes Santo y el Domingo de Resurrección. Le acompañaban miembros del cabildo, todos ellos con traje de coro. No faltaron las mantillas ni las montehermoseñas.

La policía local dispuso un turno de 18 agentes. La banda municipal de música abría el cortejo y lo cerraba la provincial. Colaboraron voluntarios de DYA, ARA, Cruz Roja, y la Guardia Civil, hermana de honor de la cofradía desde el 6 de marzo de 1999, también tuvo representación. Además, se sumaron 25 alumnos en prácticas de la Escuela de Avila del Cuerpo Nacional de Policía, que prestó vigilancia con agentes y un zeta.

CALEROS En la entrada a Caleros, hermana de honor de la cofradía, había dos pancartas de bienvenida, y la brigada municipal de Parques y Jardines instaló dos arcos, uno a la altura del 23 de Caleros y otro a la entrada de la plaza Mayor (hechos con palmeras, rosas rojas y amarillas, y celindas). Hasta la plaza se dispuso una alfombra de romero. En Caleros los hermanos bailaron a la Virgen al ritmo del Redoble. También mecieron la talla (con dos pasos a la izquierda delante y tres pasos atrás) en otros puntos del recorrido

Los balcones lucían mantones, los vecinos lanzaban pétalos y, a la altura de la ermita del Vaquero, el grupo Alborada le cantó Virgen Morenita . En Santiago, entre un repique de campanas, los scouts Sant Yago (a través de la niña Catalina Gómez), y la cofradía del Nazareno, representada por Enrique Harto, dedicaron una ofrenda a la Montaña (Begoña Acero, diputada de Cultos de esa hermandad le entregó el ramo). La cantaora Tamara y la comparsa Sabor Mangurrino cantaron sus plegarias, como también lo hizo en las Cuatro Esquinas, una tuna junto al tenor Alonso Torres, que interpretó Bella Aurora .

Ya en la plaza Mayor, la corporación municipal portó a la Montaña. Tras las palabras de la alcaldesa y el obispo, la talla llegó a Santa María. El novenario ha comenzado. La Montaña regresará a su santuario el próximo 4 de mayo.