Los grandes hoteles tienen un protagonismo esencial dentro del sector del turismo. Son los barómetros de su evolución, los que mantienen buena parte del empleo, los primeros que atisban los cambios de ciclo y los más profesionalizados para adaptarse. Por eso, la reapertura de los mayores hoteles de Cáceres viene a ser el símbolo de la nueva normalidad en el gremio. Las reservas comienzan a entrar poco a poco, vuelven los eventos y regresa el personal de estos recintos, ahora convertidos en fortines de seguridad contra el covid.

A excepción del Extremadura Hotel, designado ‘servicio esencial’ durante la pandemia, el Gran Hotel Don Manuel fue el primero en reabrir el 25 de mayo. El 1 de junio lo hicieron AHC Cáceres y NH Palacio de Oquendo. El pasado jueves les siguió el parador. Para el 1 de julio se prepara Barceló Cáceres V Centenario, y días después Hospes Palacio de Arenales.

El Barceló V Centenario ya está poniendo a punto sus 138 habitaciones y sus espacios comunes con un sinfín de protocolos de seguridad, según detalla su director, Guillermo Antón Quiza: llaves de las habitaciones con aperturas a través del móvil, ‘check in’ y check out’ exprés sin pasar por recepción, pago por remoto, ozono para varios usos como la limpieza de hamacas, rayos uvas para descontaminar llaves, más ventilación en las zonas comunes, alfombras higienizantes, máquinas nebulizadoras que purifican las superficies… Asimismo, desde la app de Barceló se podrán consultar las cartas de los restaurantes o hacer una reserva en la piscina.

Guillermo Antón Quiza, director del Hotel Barceló V Centenario (4 *).

«El desayuno será un buffet asistido de modo que un camarero irá sirviendo al cliente lo que le apetezca para evitar una contaminación cruzada. Por esa misma razón, hemos eliminado de las habitaciones el material que pueda ser contagioso», detalla el director.

También han comenzado a entrar las reservas. Muy posiblemente no serán como el año pasado, cuando el V Centenario llegó al 94% de ocupación en agosto (su mes más fuerte), debido a ese turismo de paso que se detiene en Cáceres y que ya supone un fenómeno de mucho peso durante el verano. «Pero tampoco está siendo desastroso para lo que se esperaba con este maremágnum. El alza de las reservas de cara a julio y agosto parece sostenido en comparación con otras zonas», reconoce.

Todo ello les permitirá abrir el miércoles con expectativas. «Rescataremos a una mayoría de los empleados del ERTE a tiempo total o parcial (son 60 entre fijos y externos). Nos gustaría sacar ya a todos pero hay que ver la evolución de la pandemia. Vamos a trabajar con todas nuestras fuerzas», subraya. Además, los eventos empiezan a reorganizarse. La mayoría de las 40 bodas se han pospuesto a 2021 y a partir de agosto se sucederán las 45 comuniones.

El trasiego también es evidente en el Hospes Palacio de Arenales & Spa, el cinco estrellas cacereño situado en un edificio histórico a las puertas de la ciudad. A principios de julio reabrirá sus 46 habitaciones. La treintena de trabajadores fijos se ha ido incorporando para poner a punto el recinto, sometido a una completa renovación. En breve ya estarán todos en activo.

Jorge Sánchez, director del Hospes Palacio de Arenales & Spa (5 *).

Los jardines, los salones, la carpa exterior, el spa con volcán, vaso dinámico, sauna y jacuzzi… Cada rincón se ha mimado para recibir a los primeros clientes, según explica su director, Jorge Sánchez, quien atiende a este periódico nada más salir de un curso (otro más) sobre protocolos contra el covid. «Por ejemplo, las habitaciones se dejarán libres 72 horas antes de volverse a ocupar, habrá fuertes medidas de desinfección, y dispondremos de un sello implantado por el Instituto para la Calidad Turística», precisa. Tampoco los proveedores podrán pasar de cierta zona y los productos se desembalarán fuera del recinto.

Hay que recuperar el tiempo perdido, a ser posible sin más sustos. «El virus ha dado al traste con la primavera, la mejor época para los hoteles de Cáceres, aunque ya empieza a sonar el teléfono de reservas. Para julio van más flojas que en 2019 pero para agosto tienen un ritmo parecido, y además se están solicitando hasta 4, 5 y 6 noches», revela satisfecho Jorge Sánchez. Y es que el mes de agosto lleva unos años sonriendo a Cáceres, una ciudad de rico patrimonio convertida en parada privilegiada para quienes pueden permitirse una noche de descanso en el largo trayecto entre el Norte y el Sur de España. «El año pasado registramos el récord de ese mes con un 70% de ocupación, y de momento no apunta mal», afirma. Además, el hotel ya tendrá en julio reuniones profesionales, las comuniones se celebrarán desde agosto, y las bodas llegarán en septiembre.

Por su parte, el Gran Hotel Don Manuel es el más avanzado respecto a los eventos. Fue el primero en reabrir, el 25 de mayo, y en julio tiene ya comuniones. «Algunos padres han decidido realizarlas antes de las vacaciones, incluso hemos recibido nuevas peticiones», explica el director, Juan Torres, que cada año gestiona medio centenar de celebraciones de este tipo. En cambio, un 90% de las bodas se han aplazado a 2021.

Juan Torres, director del Gran Hotel Don Manuel (4 *).

En vista de las expectativas, el Gran Hotel Don Manuel ya ha incorporado a más de la mitad de la plantilla, formada por unos 40 trabajadores. A medida que se han ido sumando los empleados, se han sometido a un test de covid-19 que ha garantizado la tranquilidad general. «Nuestras perspectivas son sacar a todos del ERTE, pero la actividad todavía no lo permite: hay muchos eventos pospuestos y las reservas han estado muy flojas hasta que por fin se ha abierto la movilidad entre las comunidades», detalla Juan Torres.

Precisamente, durante la última semana ha comenzado el movimiento. «Empiezan a entrar reservas para finales julio y agosto, todavía a un ritmo menor que el año pasado, pero entendemos que sí va a haber actividad. Albergo la esperanza de que recuperemos nuestro lugar como ciudad de paso entre el Norte y el Sur, tenía la duda de si el miedo haría que las familias se ahorraran esta parada, pero de hecho ya hay reservas de 1 noche, incluso de 4», revela el director, que prefiere mantenerse prudente. «El aumento que se prevé en el turismo interior está más dirigido a las casas rurales que a los destinos urbanos, pero ahora nada se da por seguro», matiza.

Sea como sea, el hotel tiene sus 127 habitaciones disponibles y medidas de seguridad por doquier: dispensadores de mascarillas, gel, guantes, mamparas, circuitos señalizados, alfombras biocidas, aforos ajustados en las zonas comunes (terraza, gastrobar...) y un solo acceso al hotel y al parking para facilitar el control.

Por su lado, el Extremadura Hotel ha vivido la experiencia más peculiar de los alojamientos cacereños, porque no ha cerrado en toda la pandemia, pero ahora asiste al reinicio simbólico de su rutina: «Ya tenemos clientes por los pasillos a distintas horas», destaca su director, Alejandro Picardo. Es el más amplio de la región, con 151 habitaciones, y el Gobierno lo nombró ‘hotel esencial’ para alojar a los profesionales en activo durante el estado de alarma.

Alejandro Picardo, director del Extremadura Hotel (4*).

«Hemos tenido a trabajadores del AVE, de la Central Nuclear de Almaraz y de otros sectores. Una noche llegamos a registrar 80 habitaciones ocupadas, el 50% de nuestra capacidad. La experiencia, aunque buena, ha sido un poco apocalíptica: no había nadie en las calles ni en apariencia dentro del hotel. Los huéspedes se iban temprano y volvían al anochecer para encerrarse en su cuarto, ducharse, cenar y dormir. El miedo era evidente», cuenta el director.

Pero el hotel está cambiando. «Ya hay turistas, hay niños, hay gente en la cafetería, hay vida…», destaca. Comuniones y bodas fijan sus nuevas fechas, las zonas comunes se han abierto y comienzan las reuniones de colectivos ciudadanos y de expositores comerciales, todos con protocolos de seguridad. Más de la mitad de la plantilla del hotel ya está fuera del ERTE y hasta el director hace turnos de recepción para reconducir esta peculiar circunstancia.

Y lo más importante: «Están llegando reservas a buen ritmo para el verano». Alejandro Picardo también destaca la ubicación de Cáceres en mitad de la península, «favorecida desde que las autovías lusas son de pago». Por esta misma razón, el Extremadura Hotel ha sugerido a la Junta una campaña entre los británicos que desembarcan en dos ferris diarios en Bilbao y Santander, y bajan por la A-66. El sector busca sus oportunidades, ahora más que nunca.