Durante más de una década, el Ayuntamiento de Cáceres cerraba cada año con un remanente de tesorería para gastos generales negativo. En 2012 llegó a -15,5 millones. Ahora lleva cinco años consecutivos con números positivos. El dato del remanente es la mejor muestra de la situación económica de la corporación municipal. Se tienen en cuenta todas las variables del año que se cierra y de los anteriores, tanto de derechos pendientes de recaudar como de obligaciones pendientes de pagar, ingresos de dudoso cobro y fondos líquidos. El remanente al cierre de 2019 ascendió a 6,2 millones. Si esta es la cara de la liquidación de 2019, la cruz es que no se cumple con la regla de gasto, el desvío es de 1,4 millones, lo que obligará al ayuntamiento a presentar un plan económico financiero para este año y el próximo.

El remanente de tesorería permitirá dotar de crédito a tres de las cuatro modificaciones de los presupuestos del ayuntamiento de 2020 que se dictaminan esta mañana en la comisión informativa de Economía. Con parte de este remanente se financiará el millón de euros del plan de ayudas a pymes y autónomos, 968.755 euros para ampliar el presupuesto del Instituto Municipal de Asuntos Sociales (esta cantidad corresponde al 20% del superávit de la liquidación de los resultados del presupuesto de 2019. Este es el porcentaje máximo que se permite destinar a gasto social) y 25.894 euros para la construcción de una instalación deportiva, un parque street workout.

Los cambios normativos con medidas para combatir los efectos del coronavirus han ampliado el destino del remanente. En años anteriores se ha utilizado para dotar de crédito las obligaciones pendientes de pago que no estaban incluidas en los presupuestos, para reducir la deuda viva de créditos a largo plazo y para inversiones que son financieramente sostenibles. El ayuntamiento reconoció en 2018 obligaciones por importe de 6,2 millones con cargo al remanente positivo de 2017 y un año después se utilizaron 5,4 millones del remanente de 2018.

La novedad esta vez es que finalmente el ayuntamiento recurrirá al remanente no solo para ampliar el gasto social, sino también para financiar el plan de ayuda a pymes y autónomos. Aunque en 2019 se ha vuelto a conseguir un remanente de tesorería positivo, el resultado de 6,2 millones es inferior al de los tres ejercicios anteriores, cuando se cerró en 7,8 millones (2016), 9,4 (2017) y 8,9 (2018).

Otros datos destacados de la liquidación de 2019 son que los derechos que el ayuntamiento tenía pendiente de cobro de ese año y de los anteriores ascendían a 33,7 millones de euros (de los que 13,3 son de dudoso cobro y no se cuantifican para la estimación del remanente), que las obligaciones pendientes de pago ascendían a 14,1 millones y que el resultado solo de 2019 arrojó un superávit de 4,8 millones. A fecha del pasado 31 de diciembre, el ayuntamiento mantenía una deuda viva de operaciones de crédito a largo plazo de 14,3 millones, cinco menos que un año antes por la reducción de la deuda con cargo al remanente de tesorería.

PLAN / El número que descuadra los resultados de la liquidación del 2019 es el de la regla de gasto, que se ha incumplido. El gasto computable de 2018 de todos los capítulos del presupuesto, salvo el de la amortización de deuda, ascendió a 57.293.131 euros. La tasa a cumplir era del 2,7%, que dejaba el tope del gasto en 58.840.045, aunque tras un ajuste de 329.050 euros por menor recaudación en el IBI, el máximo quedaba en 58.510.994 euros. El gasto computable en 2019 fue de 59.983.285 euros, un desvío de 1,4 millones que obligará al ayuntamiento a la presentación de un plan económico financiero para corregirlo.

La cuarta modificación del presupuesto del ayuntamiento para 2020 que se dictamina hoy en la comisión de Economía es para dotar de financiación un plan de choque que ayude a reactivar el turismo. El importe de esta modificación asciende a 212.000 euros que se financian con bajas de otras partidas del presupuesto, como la rehabilitación del edificio Embarcadero o la subvención a las asociaciones de vecinos.