Hace un poco más de 2000 años ya de la llegada a este lugar de los romanos, con Lucio Cornelio Balbo a la cabeza (quizá algunos procedentes de la de entonces Norba, en la provincia latina cercana a Roma). En este tiempo, la vieja Norba Caesarina ha marcado muchos hitos, pero sin duda uno de los más importantes ha sido la proclamación de Ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1986, una efeméride de la que se ha celebrado el 20 aniversario en este 2006 que apura sus últimos días.

Fue en 1993, con la creación del Grupo Español de las Ciudades Patrimonio --en aquel entonces Cáceres, Salamanca, Avila, Santiago, Segovia, Toledo... (después vendrían Córdoba, Cuenca, Alcalá de Henares, y posteriormente todas las demás)--, cuando se acordó "conservar, desarrollar y realizar proyectos e iniciativas comunes a favor de esos valores históricos, arquitectónicos y culturales reconocidos por la Unesco". Desde entonces los alcaldes que han sido, no han escamoteado esfuerzos para mantener, rehabilitar y acondicionar estos milenarios valores culturales. Ha sido una dura tarea, de la que el actual alcalde, José Maria Saponi, ha dejado parte de su vida en pro del proyecto, sin olvidar a Juan Iglesias y Carlos Sánchez Polo.

Hoy, Cáceres ha recuperado aquellas sensaciones, olores, imágenes y recuerdos, que son una de las mejores experiencias para los sentidos y la inteligencia para todos aquellos que logran entrar por sus puertas y recorrer con admiración y asombro estas maravillosas páginas de la historia que para bien nuestro y de los ciudadanos del mundo quedaron un día escritas a sangre, dolor y fuego en las milenarias piedras de esta incomparable ciudad, Patrimonio de la Humanidad.

Planes y proyectos como Rodas, Urban, Equal o el Plan De Excelencia Turística han sido desde 1996 quienes han dinamizado el turismo, el trabajo y la rehabilitación en la ciudad monumental.

Han sido muchas instituciones las que unidas a las iniciativas y empuje del ayuntamiento han colaborado para que Cáceres haya crecido en rehabilitación, en patrimonio, en ofertas culturales de calidad, en servicios, en circuitos culturales y en redes de conocimiento en el mundo --como la Red de Juderías Caminos de Sefarad, en la Ruta de la Plata, en Reve (red de ciudades europeas), en ciudades renacentistas--.

Cáceres también acumula títulos importantes, como conjunto histórico artístico (1949), tercer conjunto monumental de Europa (otorgado por el Consejo de Europa en 1968), Manzana de oro al mérito turístico (otorgado por la Federación Internacional de Periodistas y Escritores de Turismo en 1996), Estrella de oro de hermanamiento (otorgada por la Comunidad Europea en 1999 y que tuve el honor de recibir en Bilbao en nombre del alcalde).

Cáceres no se ha parado en el tiempo, se ha revitalizado, ha dado pasos hacia delante. Ha puesto en valor rincones preciosos perdidos, como el jardín de la juderías, de una belleza sin igual. Ha limpiado fachadas, adecuado las calles con verdadero mimo. Ha iluminado con más potencia y artísticamente edificios, torres y parte oriental de la muralla, que al anochecer, cuando están las luces encendidas, se asemeja más a una Jerusalén celeste que a una antigua capital de provincia.

Ha conseguido un cinturón verde, en parques y jardines, que no tiene ninguna otra ciudad española en proporción al número de habitantes. Luce especialmente el parque del Rodeo, desde donde se puede contemplar parte de la ciudad, iluminada entre arboles, y donde la luz juega al arco iris entre las torres y almenas de su ciudad monumental.

Su Semana Santa, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, ya es reconocida en todo su esplendor y sencillez.

Cáceres ha cautivado con sus fogones, sus restaurantes, algunos como Atrio entre los mejores de los circuitos internacionales de gastronomía.

Ha seguido creciendo ordenadamente, asegurándose las infraestructuras necesarias. Nos quedan las autovías, ya menos, y el AVE, que aunque aún lejos ya suena en lontananza.

Nos queda señalar los hallazgos, para mí de los más importantes después de Maltravieso, de la Norba Caesarina en el palacio Mayoralgo, donde Caja Extremadura no ha escamoteado esfuerzos para devolver a los ciudadanos ese eslabón tan importante de la cadena histórica, que una ciudad que comenzó hace más de 350.000 años en Maltravieso haya atravesado los vendavales del tiempo para presentarse ante nosotros como la joya de la corona de Extremadura, y como una bandera cultural que de la mano siempre vigorosa de su alcalde, y con la fuerza de todas las instituciones, convertirán a Cáceres en la gran explosión cultural que representará ser elegida con todos los méritos Capital Europea de la Cultura 2016.