Cáceres se sitúa en el vagón de cola de las ciudades patrimonio que carecen de un órgano específico que apueste por la revitalización del casco histórico. Sólo cinco municipios de los 11 que forman el grupo español de ciudades patrimonio de la humanidad --Toledo, Santiago de Compostela, Cuenca, Alcalá de Henares e Ibiza-- cuentan con patronatos, fundaciones o consorcios para dinamizar los recintos históricos, más allá del compromiso por conservarlos adecuadamente como si de una joya intocable se trataran.

El caso más destacado es el de la capital de Galicia donde en 1991 se constituyó el Real Patronato de la Ciudad de Santiago de Compostela, del que forman parte el Estado, la Xunta y el Concello de Santiago. Tras la constitución de un consorcio, órgano ejecutivo del patronato, las administraciones han invertido más de 336 millones de euros (56.000 millones de pesetas). El patronato tiene previsto destinar más de 203,5 millones de euros en los diez próximos años.

Toledo es otra de las ciudades españolas que cuenta, nada menos, que con dos órganos de este tipo. El primero de ellos, creado en el ámbito privado, es la Real Fundación de Toledo, que está presidida por los Reyes.

CONSORCIO TOLEDANO El segundo, de carácter público, el Real Patronato de la Ciudad de Toledo, una especie de consorcio presidido de forma honoraria por el Rey Juan Carlos y en el que forman parte los gobiernos central y autonómico y diferentes entidades públicas como la Universidad de Castilla La Mancha, el Arzobispado de Toledo, la Real Fundación de Toledo y la diputación toledana. Su órgano gestor es el Consorcio de la Ciudad, que analiza todo tipo de actuaciones en el casco histórico.

En Alcalá de Henares se constituyó un consorcio el pasado mes de agosto formado por el ayuntamiento, la propia universidad y la Comunidad de Madrid con el objetivo de velar por la conservación del centro. En la actualidad, está declarado como área de rehabilitación integrada lo que supone, además de control de las reformas, ayudas económicas.

En el caso de Ibiza, declarada patrimonio de la humanidad en el 99, se optó también por la creación de un consorcio encargado de promover, coordinar y financiar las diferentes actuaciones en la gestión de los bienes, formado por el Gobierno balear, el Consejo Insular de Ibiza y Formentera y el Ayuntamiento de Ibiza. El presupuesto ascendió en el 2003 a 8,5 millones de euros (1.420 millones de pesetas), lo que completa los más de 21 millones (3.494 millones de pesetas) previstos para los tres primeros años de esta entidad.

NOVEDAD CONQUENSE La más reciente en incorporarse a este club de ciudades privilegiadas ha sido Cuenca que, desde el pasado mes de enero cuenta con un real patronato como los de Santiago y Toledo, aunque todavía falta crear el consorcio que organice todas las inversiones y su destino. Participarán en ella entidades estatales, autónomicas y locales con el objetivo de promover la ejecución de obras y, sobre todo, promover iniciativas orientadas a la conservación del patrimonio histórico.

Gracias a ello, la ciudad tiene garantizadas inversiones de más de 9 millones de euros anuales (1.500 millones de pesetas) del Estado y el Gobierno regional.

En Cáceres, y aunque el alcalde José María Saponi se ha comprometido a que una fundación se creará en esta legislatura, lo cierto es que no hay en la actualidad ningún órgano de este tipo que permanezca en activo.

En 1996, coincidiendo con la visita que el Príncipe de Asturias giró a la ciudad, hubo una propuesta del PSOE para crearla e incluso se dieron los primeros pasos políticos por parte del equipo de gobierno, que ahora están paralizados.

El propio alcalde, en un informe que realizó en 1999 para presentar la fundación indicaba que la parte antigua y su entorno debían ser revitalizados. "Ello no significa solamente recuperar la trama constructiva, el estado de conservación de los inmuebles. Significa alcanzar para la zona un grado de bienestar, de dotaciones, de confort urbano que faciliten que la población, los vecinos, vuelvan a ocupar la zona".

Pero además, se insistía en que la ciudad monumental y su entorno "precisan un enorme esfuerzo de actuación, de inversión. Este entorno, esencia de la ciudad, que la distingue y revaloriza respecto de las demás ciudades, tiene que convertirse también en una referencia positiva respecto de otros barrios y zonas; no puede ser una zona desprotegida, despoblada, deficientemente dotada en infraestructuras". El objetivo de la fundación también pasaba por la obtención de fondos.