El transporte en Cáceres tiene un coste asequible e inferior al de las grandes ciudades, pero si los nuevos precios aprobados ayer por el pleno, que tardarán unos tres meses en aplicarse, se comparan con los de otras localidades con una población de 70.000 a 95.000 habitantes, la conclusión que se obtiene es que Cáceres deja de estar entre las más baratas y pasa con las más caras.

El pleno se desarrolló según lo dictaminado el día 7 en la comisión local de Hacienda, cuando se informó a favor de subir el billete ordinario de 60 a 85 céntimos, el bonobús de 4,7 a 6,5, el billete especial de 80 a 1,10 y para la tarjeta mensual, que no tiene límite de viajes, se fijó un precio de 50 céntimos por trayecto, sin que se concretase su nuevo valor, el actual es de 19,5 euros.

El pleno ratificó la nueva tarifa, que se remitirá a la Comisión Regional de Precios para su aprobación y publicación en el Doe, sólo entonces entrará en vigor, y si se tramita como las anteriores revisiones no se aplicará hasta primeros del 2005. La comisión regional puede variar la propuesta del consistorio, ya lo hizo con las dos últimas subidas, pero no podrá demorarse, ya que la ordenanza fiscal da un plazo de tres meses, y además si recorta la tarifa deberá justificarlo con estudios técnicos. Hay un tercer condicionante para la comisión: la ordenanza regula que este órgano, que preside la Junta, deberá autorizar las compensaciones económicas necesarias si con la tarifa no se cubre al menos el 66% de los costes del autobús.

CAUSA DE LA SUBIDA El concejal de Hacienda, Felipe Vela, volvió a justificar ayer la subida por "responsabilidad" y porque la ordenanza fiscal establece que los usuarios paguen con la tarifa (tasa) los costes del servicio, aunque con la aplicación de unos índices para reducir el precio, por lo que siempre hay déficit.

La subida que ayer se aprobó parte de la cuenta del autobús del 2003. Los costes fueron de 4,7 millones, las ganancias por tarifa y publicidad quedaron en 2,7 y las pérdidas alcanzaron los dos millones. La nueva tarifa sale de dividir los costes por el número de viajeros en el 2003, lo que da el precio real de cada viaje, que es de 1,10 euros. Sobre esta cantidad se aplican los índices reductores que establece la ordenanza fiscal y que dan como resultado la nueva tarifa.

Vela volvió a referirse a la política a seguir para que no se repita lo del 2003 (costes y déficit en los que influyen los cambios y ampliaciones de líneas y que crecen más que la cifra de viajeros y de ingresos, con lo que las consecuencias son subidas de la tarifa en unos porcentajes muy superiores al IPC). La fórmula de Vela es actuar sobre el déficit para intentar atajarlo con una optimización de las líneas sin que afecten al servicio y conseguir que haya más viajeros.