Cuando las tropas leonesas conquistaron Cáceres (XIII) comenzaron a surgir pequeñas ermitas aquí y allá por la necesidad de repoblar territorios y cristianizar a la población que había desarrollado su cultura bajo el poder musulmán. Durante siglos se construyeron muchas --existe constancia de 32--, dentro de la ciudad y en el inicio de los caminos que salían del concejo. Hubo tantas y tan importantes que algunas dieron nombre a los barrios que surgieron en su entorno: "San Blas, Santa Gertrudis, San Ildefonso, Espíritu Santo, San Antón, San Antonio o San Marquino", relata Fernando Jiménez Berrocal, historiador.

La Universidad Popular (UP) del Ayuntamiento de Cáceres ha realizado un inventario de las ermitas levantadas en la trama urbana desde la Edad Media hasta el XIX, cuando la Desamortización de Mendizábal expropió muchas para subasta pública o fueron vendidas por el abandono de sus cofradías. Esta memoria, realizada por Jiménez Berrocal, estudioso vinculado a la UP, incluye la ubicación de cada templo, el siglo desde el que se conoce su existencia y su hermandad. Según el director del organismo, José Antonio Pérez, el estudio fue encargado por la UP debido a los numerosos trabajos que sus escuelas talleres y talleres de empleo realizan en estos recintos, con dos grandes restauraciones por delante: San Benito (segunda fase) y la Soledad.

Ya nada se puede hacer por las que se perdieron, víctimas del paso de los siglos y de sus humildes materiales, pero también del avance imparable del urbanismo, que derruyó algunas ermitas sin más miramientos. Por ejemplo San Antón (existen referencias desde el XVI), ubicada donde se levanta el Gran Teatro, un enclave conocido como las afueras de San Antón porque era el fin de Cáceres y el inicio del Camino Viejo de Malpartida. Pero la creación de la estación de ferrocarril en Los Fratres impulsó el Ensanche: Cánovas y sus aledaños. La ermita era un estorbo , incluso ocupaba parte de su calle, y al final se derribó en 1890.

La misma suerte corrió Los Mártires, situada en el solar donde hoy se ubica la plaza de toros. Fue demolida en 1845 para dejar terreno al coso, pese a que se conocía su existencia desde el XIV. El tema se zanjó con una nueva ermita en el Paseo Alto de idéntico nombre, donde aún se venera a San Fabián y San Sebastián.

Historia entre herramientas

De San Ildefonso (XVI) apenas queda nada de su origen sacro, aunque el exterior se mantiene y en el interior se aprecia algún vestigio. El recinto, que dio origen a la calle del mismo nombre, junto al puente de San Francisco, está ocupado por un taller mecánico. "Fue enajenado durante la desamortización y adjudicado en subasta a un particular en el XIX", recuerda Jiménez Berrocal. Muy cerca se alzaba el Humilladero (XIV), junto al actual Museo Pedrilla, derruida en el año 1903 para construir la fábrica de harina. Era un auténtico humilladero, es decir, altares que se levantaban en los accesos a las poblaciones para dar gracias o pedir por un buen viaje. De ahí surgió la ermita.

Más al norte se hallaba San Marcos el Mayor (XIII), donde cuentan que se celebró la primera misa tras la conquista del concejo por las tropas de Alfonso IX. Se alzaba junto a la torre de los Pozos y tenía un bello aspecto exterior, pero se derribó en el XX. Siguiendo hacia arriba debía estar San Lorenzo (XIV), en Tenerías, "primer barrio extramuros desde que en 1302 se permitió construir fuera de la muralla". Parece que fue una ermita gremial de la gente de la cal y el