No se necesitan grandes instrumentos para hacer descubrimientos importantes en el mundo de la astronomía. Solo tesón, paciencia, y, por supuesto, un considerable dominio de la materia. Así lo acaba de demostrar Francisco Violat Bordonau, presidente del club Asesores Astronómicos Cacereños, un auténtico apasionado y estudioso de los cielos desde hace décadas. Con un pequeño telescopio de 203 milímetros de abertura, desde el observatorio doméstico que el colectivo tiene en Aldea Moret, lejos de las estridentes luces del centro urbano, Violat ha descubierto que una estrella considerada hasta ahora como normal por los astrónomos profesionales son en realidad un par de astros que giran uno en torno al otro en algo más de 103 horas.

"Se trata por tanto de un sistema binario eclipsante denominado BD +36 3317, situado en la constelación de Lyra, dentro de una agrupación de astros muy jóvenes. Tienen algunas decenas de millones de años, es decir, estrellas ´bebés´ frente por ejemplo al Sol, con 4.500 millones de años", explica Violat. Dicho cúmulo se denomina Stephenson 1 y su distancia a la Tierra no está bien determinada (unos 1.500 años luz), pero el descubrimiento permitirá medirla ahora con mucha mayor exactitud.

El hallazgo ya se ha inscrito en el Centro de Datos Estelares de Estrasburgo y se ha publicado en el Boletín Internacional de Estrellas Variables del 14 de enero. Ni siquiera los dos máximos expertos mundiales en este tipo de estrellas, a los que Violat recurrió solicitando información tras sus investigaciones, sabían siquiera que el astro era binario y eclipsante.

Observaciones día a día

"Descubrir una nueva estrella variable no es algo especial: todos los días se miden, registran y determinan los parámetros de estos astros cuyo brillo aparente cambia de noche en noche debido a causas físicas o no imputables a ellas", subraya el estudioso. Sin embargo, las 1.250 mediciones de brillo tomadas durante octubre, noviembre y diciembre, jornada tras jornada, son las que han permitido a Violat determinar que se trata de dos estrellas que giran una en torno a otra en 4,3 días. "Cada vez que la de menor brillo pasa delante, eclipsa a la segunda, reduciendo aparentemente su brillo de forma drástica", indica. Por tanto estamos ante un sistema binario y eclipsante, el primero descubierto en este cúmulo, "con dos estrellas esféricas, lejos una de otra, de órbita prácticamente circular con inclinación muy reducida".

Precisamente, tales eclipses permitirán determinar la masa, la luminosidad y el radio de las dos estrellas, y por tanto hacer un cálculo muy preciso de la distancia de Stephenson 1 a la Tierra. "A partir de este momento serán los profesionales con sus instrumentos de mayor tamaño, los que refinarán el periodo, mejorarán la curva de luz y determinarán los instantes exactos de los eclipses", señala Francisco Violat, que continuará escudriñando los cielos desde su pequeño observatorio en busca de nuevos y apasionantes hallazgos.