Una empresa de avellanas de Turquía almacena la mercancía indiscriminadamente y además utiliza una balanza romana, pero cuando las vende se las pesan con báscula electrónica. Tiene cuatro trabajadores para mover sacos en un espacio de 100 metros. Técnicos cacereños han visitado el negocio y le han sugerido algunos cambios al instante: comprar una calibradora para distribuir las avellanas por tamaño y venderlas a distinto precio (de lo contrario pierde dinero), utilizar una báscula electrónica para no perder también en el pesaje, y adquirir una transpaleta para rentabilizar el trabajo que se realiza en el interior de la nave.

Esta es una de las 200 empresas turcas que reciben la ayuda profesional de la Cámara de Comercio de Cáceres, a través del proyecto The innovation will bring the standars of EU , aprobado por la Comisión Europea en noviembre de 2012. Se trata de una iniciativa comunitaria que pretende realizar proyectos de transferencias de conocimientos entre zonas que los necesitan y otras que pueden ofrecerlos. En concreto, la Cámara de Cáceres, apoyada por la Fundación Parque Científico y Tecnológico de Extremadura, está dando soporte a Trabzon, una región costera del Mar Muerto, de 700.000 habitantes, con un fuerte potencial en el sector agroalimentario. La mayoría de las avellanas que se consumen en el planeta proceden de allí, y también abunda el té y las cerezas. Su materia prima es muy buena, tiene recursos, pero le falta mentalidad empresarial, aplicar la innovación y la tecnología... De ahí que la UE potencie proyectos como éste, financiado con 150.000 euros.

La Cámara lleva meses desarrollando el trabajo, en coordinación con la Trabzon Commodity Exchange (viene a ser su homóloga en la región turca), y también con respaldo de la Trabzon University. "Nuestro objetivo es transferirles buenas prácticas empresariales en las áreas de innovación, tecnología, medio ambiente y agroalimentación desde empresas e instituciones de la provincia de Cáceres hasta Trabzon", explica Raúl Iglesias, responsable del departamento de Innovación y Proyectos Europeos de la Cámara de Cáceres, recién llegado de Turquía.

El proyecto tiene varias fases. En marzo, empresarios, representantes institucionales y técnicos de la Trabzon Commodity Exchange viajaron hasta Cáceres y visitaron la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte (cereza), la planta de Acenorca (aceituna), fábricas de pimentón en La Vera, una planta de biomasa en Talayuela, y espacios tecnológicos como el Centro de Cirugía de Mínima Invasión y departamentos de I+D+i de la Universidad de Extremadura.

RENOVABLES, SEGURIDAD... Paralelamente, la delegación turca recibió charlas sobre innovación tecnológica, seguridad alimentaria, energías renovables, uso de biomasa, prevención de riesgos laborales... Pudieron ver, por ejemplo, cómo se utiliza el pipo de aceituna para dar energía a la propia industria aceitunera. "En definitiva, aprendieron cuáles son las herramientas que empleamos para el desarrollo empresarial, qué tecnologías utilizamos, qué proyectos innovadores tenemos, o cómo son nuestras normas de calidad y seguridad alimentaria para cumplir con la UE", detalla Raúl Iglesias.

Pero además, durante su visita, la delegación turca y los profesionales cacereños elaboraron un cuestionario para hacer un diagnóstico de las 200 empresas incorporadas al proyecto, y conocer cómo están haciendo las cosas en diferentes aspectos. Una vez de vuelta, los turcos lo aplicaron a todos estos negocios y extrajeron los datos para saber exactamente su situación y por tanto sus potencialidades y carencias. Ahora, una delegación técnica de la Cámara de Cáceres acaba de visitar Trabzon y ha analizado los resultados para aplicar las medidas necesarias. También ha visitado empresas y ha formulado una serie de recomendaciones innovadoras que les ayudarán a mejorar.

"Con estos proyectos, lo que se pretende es favorecer la integración de Turquía en la UE, ya que para ello debe cumplir unos estándares mínimos", indica Raúl Iglesias, subrayando las similitudes entre Cáceres y Turquía: "Tenemos rasgos comunes, compartimos un buen sector agroalimentario, por eso valoran muchísimo nuestra ayuda y nos han acogido con los brazos abiertos", concluye el experto.