Lamentablemente, la muerte parece estar al orden del día. En plena pandemia y con el debate sobre la segunda ola como una constante, es difícil no pensar en ello. En este contexto las obras de ampliación del cementerio han planteado más de un problema ya desde antes de que el covid-19 se introdujera a través de las fronteras españolas. Están diseñadas desde 2010 para edificar 4.460 nichos, pero aún no se han llevado a cabo.

A mediados de noviembre de 2019, la empresa Aguema paralizó la construcción. Andrés Licerán, concejal de Infraestructuras de la ciudad, declaró que «intentaron por tres veces resolver el contrato con la adjudicataria, y esta se opuso». Ante esta situación, se tomó la decisión de trasladar el asunto a la Comisión Jurídica de Extremadura, que dictaminó a favor del ayuntamiento cacereño.

Según explica Licerán: «Ante la falta de nichos en el cementerio, lo que llevó a que se tuvieran que hacer enterramientos en la parte vieja, decidimos acometer la obra con carácter de emergencia para poder terminarla cuanto antes y así no tener que esperar al dictamen de la Comisión Jurídica». Estas reformas tocaron a su fin a mediados del mes de agosto, después de que se dictaminara a favor del palacio municipal para la resolución del contrato de ejecución de las obras formalizado con la empresa Orizontia.

Actualmente ya han sido construidos 108 nichos. La adjudicación se hizo por 87.042 euros, menos de la mitad de la que había sido planteada anteriormente. La explicación radica en que solo se ha actuado en la zona que era necesitada con «cierta urgencia».

Licerán certifica que, ya concluida esta reforma, «sacaremos de nuevo a concurso la ampliación para concluir los nichos que aún no se han construido debido a la paralización de las obras, para iniciarlas a la mayor brevedad posible».

Desde el ayuntamiento aún no se han proporcionado cifras oficiales sobre los fallecidos totales durante la pandemia en la ciudad. Sin embargo, e independientemente de la causa de la defunción del fallecido, tanto el confinamiento como la nueva normalidad han supuesto todo un cambio en la manera en la que la población guarda duelo.

Duelos

No obstante, desde el 14 de marzo hasta el 1 de mayo el cementerio de Cáceres registró 128 entierros, 80 de ellos fueron por coronavirus. En ese tiempo, en pleno estado de alarma, la mayoría de ellos aparecían sin lápida y se confundían entre las más de 20.000 sepulturas que desde 1844 llenan los 35.000 metros cuadrados del camposanto.

Al margen de las creencias, la despedida de un ser querido siempre es una razón para la unión de familiares y amigos con la intención de honrarle de la mejor de las maneras y obtener cierto alivio. Sin embargo, la pandemia de coronavirus ha imposibilitado que miles de estas despedidas tuviesen lugar.

Tanto es así que hace años que existen empresas que ofrecen a las funerarias plataformas digitales donde compartir recuerdos de los fallecidos y que, además de acercar a familiares y amigos que se encuentran lejos en el momento del velatorio o de la ceremonia, también ayudan a generar un ambiente de homenaje.

De hecho, ante las restricciones la empresa extremeña E-terns creó un servicio gratuito de tanatorio virtual para velar de forma digital a las personas fallecidas durante los momentos más duros del confinamiento.