Aristóteles decía que la estructura original de una ciudad refleja qué poderes predominaban en esa localidad cuando fue fundada. Atendiendo a esta aseveración, Cáceres habría sido erigida en tiempos de poderío militar.

En su libro Paisajes y ciudades , Pío Caro Baroja analiza la planta rectangular y amurallada de la Cáceres primigenia y la sitúa, efectivamente, en el grupo de ciudades españolas creadas como centros militares en tiempos del imperio romano. "Zaragoza es una ciudad fuerte rectangular (...). También lo son León y Cáceres", asegura Caro Baroja.

Sin embargo, su alejamiento de la frontera, de la orilla del mar, de las grandes rutas radiales o de las encrucijadas claves de caminos acabaron convirtiendo aquel inicial enclave cuartelario en una ciudad pacífica.

Esa reconversión histórica es la causa fundamental de que hoy se conserve aquel enclave romano rectangular y amurallado, reedificado después por árabes y cristianos, en un magnífico estado; convirtiéndose así la llamada parte antigua en el principal atractivo de Cáceres y en su fuente fundamental de ingresos.

EL 19 DE JULIO DE 1936

Para rematar nuestro repaso a la historia guerrera de la ciudad feliz , hay que detenerse en lo que sucedió en Cáceres entre el 19 de julio de 1936 y el año 1945, cuando de nuevo una guerra civil, y su posguerra, causaron estragos, si no en sus edificios y murallas, sí en las vidas de sus habitantes. En aquella guerra cercana, Cáceres no fue sitiada porque quienes la tomaron ya estaban dentro de la ciudad.

El 19 de julio, a las 11.30 horas, un centenar de soldados, a quienes se unió la guardia civil y la guardia de asalto, tras leer un bando en la plaza Mayor proclamando el estado de guerra, ocupaban el ayuntamiento y, en Santa María, el gobierno civil y la diputación. Instalaban después ametralladoras en San Juan, plaza Mayor y otros lugares estratégicos y al caer la tarde, controlaban la ciudad.

Tres meses después comenzaba a funcionar en Cáceres una base de adiestramiento de soldados franquistas en el castillo de las Arguijuelas. Eran instruidos en el manejo de carros blindados y lanzallamas por un teniente coronel alemán llamado Thomas. También se instalaría posteriormente en el paraje de Las Arenas, en la hoy conocida como Casa de las Cigüeñas, un campo de concentración.

Ese verano de 1936 eran fusilados en Cáceres 31 republicanos. También ese verano, exactamente el 15 de agosto, la ciudad feliz sufría el primer bombardeo aéreo de su historia. Las bombas cayeron sobre el aeródromo de la carretera de Mérida (hoy aparcamiento del ferial) sin causar daños materiales ni humanos. Más grave fue el bombardeo del 23 de julio de 1937.

Sobre las 9.30 de la mañana, cinco aviones republicanos sobrevolaron Cáceres descargando 18 bombas que dejaron 36 muertos y varios heridos y afectaron al mercado de abastos, instituto de enseñanza media, gobierno civil, Santa María, traseras cuartelarias de la guardia civil y calles Nido y Sancti Espiritu.

Estos bombardeos provocaron el recrudecimiento de una represión que acabó, entre 1936 y 1945, con la vida de más de 500 cacereños que fueron fusilados al amanecer en el antiguo campo de tiro de pistola próximo al cementerio.

De esta trágica manera termina nuestro recorrido por la historia guerrera de la ciudad feliz . Para realizarlo, hemos seguido los valiosos trabajos de cacereños tan ilustres como Publio Hurtado, Antonio Rubio Rojas o Julián Chaves Palacios.