Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, y con los amigos uno se va de paseo, de recados, de compras, de cañas y de café, y por supuesto de comidas y de cenas. Quienes tienen mascotas les gusta salir acompañados por ellas... hasta que deben dejarlas atadas en la puerta de un comercio de Antonio Hurtado o de un bar de Cánovas, mientras fuera hace demasiado frío, demasiada lluvia o demasiado calor. Uno no disfruta del café ni elige bien los zapatos pensando que su perro puede escapar o ser robado. Por ello, siguiendo el ejemplo de otras ciudades, en Cáceres comienza a extenderse un movimiento ‘dog-friendly’ que ya permite la entrada a un centenar de negocios, ya sean bares, restaurantes, comercios de moda, farmacias o ferreterías.

España partió con retraso en cuestiones de sensibilización animal, pero ha recortado el terreno perdido y se calcula que a día de hoy existen unos 4 millones de hogares donde los perros (por encima de 5 millones) son uno más de la familia. En Cáceres, como publicó este periódico, el número de canes (4.230) ya superaba en 2017 al de los niños de entre 0 y 4 años (4.150). Las mascotas han venido para quedarse y muchos quieren ponérselo más fácil.

Es el caso de Sonia Salas. Debe a su perra Nelly la superación de una situación personal. «Adoptarla fue un cambio vital», confiesa. Desde entonces se vuelca con ella y con Teo, su otro perro, y en general con el bienestar de toda la población de cuatro patas. Voluntaria del Refugio San Jorge desde hace seis años, en 2016 inició la creación de una guía, la primera de Cáceres, sobre los establecimientos a los que se puede acceder con animales. «Viví en Madrid unos años y al volver a Cáceres me di cuenta de las carencias que había en este sentido. La gente también nos las comentaba y decidimos impulsar la apertura de los establecimientos», cuenta Sonia Salas. «Los perros no pueden ser un obstáculo cuando salimos con ellos por la ciudad», reflexiona.

Comenzó hablando con algunos conocidos del sector de la hostelería y a llevar a sus perros a estos locales. Pronto se organizó un día de convivencia canina en el bar La Habana con numerosos cachorros. «No molestaban a nadie, al contrario». Un día recibió la llamada del propietario de la tapería La Majá, en los soportales de la plaza. «Nos dijo que podíamos entrar con los perros cuando nos apeteciera». Esas invitaciones fueron aumentando.

UNA PROVINCIA EN CABEZA

Lo que empezó siendo una lista limitada ya roza el centenar de locales de todo tipo. En Cáceres es posible tomarse una copa, un café, una merienda o una cena con el perro, y entrar a comprar medicamentos, ropa o tornillos. De hecho, más del 50% de los hoteles admiten mascotas, muy por encima de la media nacional, que se sitúa en torno al 20%. También los apartamentos turísticos se suman a la tendencia, y en la geografía cacereña hay más de 200 casas rurales abiertas a los animales. «Estamos muy satisfechos, nos hemos convertido en la provincia de España con más alojamientos ‘dog-friendly’», revela Sonia Salas. El primer perro influencer, Pipper, destacó estas facilidades en su visita a Cáceres, el pasado junio.

Además, en la calle Pizarro prácticamente se puede entrar en todos los locales de copas, desde Capitán Haddock hasta Las Claras, Bulevar, Mixtura o La Traviata. También en otras zonas, como el bar Dio, La Conce, La Matilda, Nuevo Rialto, Zeris, Ripley, 8ª Arte, El Halcón Milenario, Psicopompo o Boogaloo. Restaurantes como La Casa del Goloso o Torre de Sande también lo permiten. De hecho, su fundador, el chef César Ráez, presidente de la Asociación de Cocineros y Reposteros de Extremadura, ayudó al refugio a crear un calendario con este colectivo para promocionar la apertura de los locales de ocio a los animales.

En las calles del casco viejo, con eje en Pintores, la mayoría de los comercios no ponen trabas a la entrada con perros. La tendencia se extiende por otras zonas: hablamos de farmacias, estancos, peluquerías, tiendas como Mirem, Diosán, óptica Mundis, zapatería Mamen Peña y numerosos locales pertenecientes a grandes franquicias, ya que muchas llevan ya en su filosofía de marca la apertura a los animales, como Kiddy’s Class, Intimissimi, Calzedonia, Decathlon...

BEBEDEROS Y SNACKS

Algunos negocios tienen incluso detalles con los ‘clientes’ de cuatro patas. Les ponen bebederos de agua limpia y les dan golosinas, snacks y hasta pinchos perrunos, sin olvidar los regalos de bienvenida en los hoteles. Tampoco faltan caricias, muchas y cariñosas.

«El comercio de calle se está abriendo con normalidad a los animales», indica Sonia. A la hostelería le cuesta más, pero también se van rompiendo barreras», afirma. Realmente en este sector las leyes son contradictorias. Por un lado, el Ministerio de Sanidad no permite su entrada a locales donde se elabore, venda o almacene comida, aunque esté ya envasada (supermercados, multitiendas...). Pero los restaurantes son una excepción, puesto que obedecen a la normativa local, no estatal.

En Cáceres, la ordenanza municipal sobre animales de 1997 no recoge prohibición expresa, de modo que la cuestión viene dependiendo de los propietarios, que deciden finalmente si entran o no animales. «Lo que no se puede tener es comida expuesta, por ley debe estar en una vitrina cerrada, pero debe ser así en todos los casos por higiene, independientemente de que entren perros», matizan desde el Refugio.

Es cierto que de momento se avanza poco en la restauración. Así lo dice en su web el perro Pipper, que también denuncia la prohibición de subir al autobús urbano en Cáceres o de entrar en los centros comerciales. Tampoco se progresa en el ámbito cultural. Los animales pueden acceder a museos en otras ciudades, pero en Cáceres tienen vetados prácticamente todos los edificios con este tipo de contenidos, comenzando por la misma Oficina de Turismo de la Plaza Mayor. Solo admiten perros el Palacio de Carvajal, los jardines de San Jorge y la Casa Museo Árabe. Nada más, ninguna fundación, ningún museo... «Vamos a seguir intentándolo, vamos a pelear por ello, porque además muchos turistas tienen en cuenta las facilidades para sus perros cuando eligen un destino», subraya Sonia Salas.

Sea como sea, «en general vamos bastante bien» y la lista se ha extendido tanto que el Refugio San Jorge se pondrá manos a la obra para actualizarla. Los establecimientos amigos de los perros reciben un distintivo verde a modo de pegatina que muestran en sus accesos, con un rabo en forma de llave que emula el skyline cacereño y la frase «Se puede, bienveni DOG».

Ahora bien, esta voluntaria recuerda que tampoco hay que confundir los términos: «el perro necesita su paseo y su esparcimiento, que no podemos sustituir por llevarlo a los bares o de compras, otra cosa es que nos acompañe. Es un animal que precisa sus cuidados de animal», sostiene.

ESO SÍ, PERROS EDUCADOS

Otro aspecto importante es la educación de la propia mascota. «Evidentemente cuando entran en los locales deben estar tranquilas, saber comportarse. De todos modos, la mayoría de los dueños de perros somos los primeros en no hacerlo con un animal nervioso que no está preparado, somos conscientes, no queremos pasar un mal rato. Todo requiere convivencia y moderación», afirma.

El balance general comienza a ser positivo. «En Cáceres aún nos falta concienciación con los animales, pero se ha avanzado, hay más sensibilidad contra el abandono y contra el maltrato», destaca la voluntaria. Eso sí, se hace necesario aumentar las adopciones y las casas de acogida, porque el Refugio está literalmente abarrotado. Un dato basta: solo en la primera semana de enero han entrado quince perros.