Prendas de calidad realizadas con hilaturas y tejidos de sello sostenible; moda elaborada sin explotación laboral; diseños arquitectónicos que cuidan el medioambiente; gestión correcta de residuos electrónicos y plásticos; productos de higiene femenina no contaminantes; artículos de todo tipo hechos a pequeña escala para una producción local... La provincia cacereña cuenta con decenas de empresas que disponen de productos y servicios respetuosos con el planeta, que trabajan siguiendo los principios de la economía verde y circular, es decir, limitan los recursos finitos para reducir los residuos y optan por productos reciclados y reciclables. Solo necesitan respaldo en su desarrollo, conscientes de que son el futuro.

Y ese servicio de apoyo les ha llegado a través del proyecto LocalCir, dotado con más de 3 millones de euros a través de fondos europeos (Interreg), que promueve el emprendimiento y la innovación de empresas en economía circular. Lo forman 16 socios de la zona Euroace (Extremadura Alentejo y Centro de Portugal), entre ellos la Diputación Provincial de Cáceres, que acaba de editar el catálogo ‘30 empresas para la economía verde y circular’, en el que recoge las primeras firmas que apuestan por esta avanzadilla de la transformación del modelo económico.

Santos Jorna, responsable de Innovación y Provincia Digital en la Diputación de Cáceres

«Hay que fortalecer nuestro tejido con modelos sostenibles y digitales»

«La provincia de Cáceres debe trabajar por disponer de una potente y sostenible industria verde y digital», afirma Santos Jorna, diputado de Innovación y Provincia Digital de la Diputación de Cáceres, y coordinador regional de la Estrategia de Economía Verde y Circular Extremadura 2030. «En el reparto de los Fondos de Recuperación y Resiliencia, la UE primará los proyectos que promuevan la transición ecológica y la transformación digital de nuestra economía, por ello pensamos que es el momento de fortalecer nuestro tejido empresarial para adaptarse a negocios cada vez más sostenibles y digitales», subraya. Además, el programa LocalCir asesora a nuevos emprendedores que quieran comenzar en estos ámbitos.

«Por poner algunos ejemplos, en Extremadura más de 128.000 empleos, 23.938 autónomos y 12.751 empresas, trabajan o desarrollan actualmente su actividad en sectores relacionados con la economía verde y circular, y un buen número lo hacen en la provincia de Cáceres», detalla Santos Jorna. «Solo en el ámbito tecnológico del desarrollo software, en la ciudad de Cáceres trabajan unas 700 personas, y se prevé que en los próximos años puedan hacerlo más de 2.000. Lograr que ese número de empleados, autónomos y empresas constituyan una parte importante del tejido laboral y empresarial de la provincia, es uno de los objetivos que persigue la Diputación con programas como Reactiva, la Agenda Digital provincial o LocalCir, que ayuda a las empresas a pasar de ser negocios lineales a negocios circulares», matiza. Para ello reciben un plan de asesoramiento y un servicio de apoyo, además de herramientas como el catálogo de empresas y de buenas prácticas.

Precisamente, este nuevo catálogo de empresas es un recurso orientado a «mejorar» la competitividad de los negocios, generar «sinergias» entre ellos, crear una «red rural» de economía circular y, sobre todo, paliar la despoblación a través de nuevos modelos capaces de generar empleo desde cualquier lugar del mundo, «desde cualquier pueblo cacereño», explica el diputado. Porque «no solo debemos ser una economía provincial de extracción, sino sobre todo de transformación, producción y comercialización», puntualiza Santos Jorna.

El Periódico Extremadura se ha puesto en contacto con algunas de las empresas verdes que forman parte del nuevo catálogo. A continuación se reproducen sus experiencias y sus expectativas.

«Esta moda respeta la salud del planeta y de las personas»

«’Peripecia’ es una tienda de moda sostenible y ética, por eso sólo trabajamos con empresas responsables que no tienen nada que ocultar». Así lo explica Elisa Olmos, de 43 años, propietaria de esta nueva firma cacereña que solo trabaja con tejidos y marcas «que respetan la salud de quien las visten del planeta y de las personas que las fabrican», asegurándose de que «no existe explotación de los trabajadores en su origen» y velando por todo el proceso, incluida la gestión de los residuos

Elisa ha sido durante años profesional del mundo audiovisual. Se especializó en dirección de fotos para cine y televisión, trabajó en Madrid y Cuba, y en la anterior crisis se trasladó a Extremadura para dar rienda suelta a su inquietud por la creatividad. Estudió Diseño de Moda y Patronaje Industrial y trabajó en una empresa de alta costura en Lisboa, hasta que decidió abrir su negocio en Cáceres y en el mundo, porque vende online a través de los perfiles de Facebook e Instagram de ‘Peripecia’.

La empresa, incluida en el catálogo de ‘Economía Verde y Circular’ de la Diputación, está dirigida a la moda sostenible, «porque la industria textil es la segunda más contaminante del planeta después del crudo», señala. Esta moda ‘slow fashion’ se ha venido relacionado con un estilo muy determinado, de tendencia hippie, y Elisa le ha querido dar una vuelta puesto que en Cáceres existía ese vacío. Ofrece prendas y complementos más actuales, «diseños para divertirse, también un poquito retro porque el patronaje clásico le queda bien a cualquier mujer. En general, me gustan los estampados más vivos, los colores de los 70, los cortes de los 50…».

Para ello trabaja con marcas que aportan tejidos de nueva generación: tencel, lyocell, algodones orgánicos... Por ejemplo, el tencel es la fibra celulósica más respetuosa con el medio ambiente, producida a partir de la pulpa de madera de árboles. «Tiene una versatilidad tremenda», subraya Elisa, que ya prepara su propia marca.

Para garantizar esta sostenibilidad, ‘Peripecia’ solo trabaja con proveedores europeos, «porque tienen el sello certificado de que cumplen con lo que dicen». «Es muy importante el origen de las prendas --precisa--, ya que hay grandes empresas que venden ropa barata pero tienen una política de deslocalización donde los derechos laborales son opacos o inexistentes, y donde las mujeres y los niños resultan los grandes damnificados y viven casi en esclavitud laboral. Me parece importante ser conscientes y responsables de esto cuando elegimos nuestras prendas», concluye Elisa Olmos.

«Vendemos a los artesanos pura lana de oveja merina»

La empresa ‘La Merina Wool’, con sede en la calle Gallegos de la capital cacereña, comercializa bobinas de 9 kilos de lana con la mecha continua, con diferentes micras de grosor, sin tintas y sin químicos. Su materia prima procede de las ovejas merinas criadas en las dehesas extremeñas, y se presenta en sus colores naturales, es decir, el blanco lanar de la oveja blanca y el marrón chocolate de la oveja negra. Por tanto, no puede haber una etiqueta más sostenible que ‘La Merina Wool’, surgida de la necesidad de hacer llegar pura lana de esta especie a profesionales y artesanos que trabajan en pequeñas cantidades.

La idea partió de Cecilia Calderón, emprendedora cacereña que hace veinte años ya creó su empresa ‘Inmobiliaria Rústicas y Urbanas’. A través de este negocio y de su propia finca ganadera del sector merino fue labrando numerosos contactos personales en el mundo del campo. Entonces llegó la fuerte crisis de 2008 y Cecilia Calderón vio la necesidad de diversificar sus actividades, «de buscar nuevas alternativas».

Observó que existía un hueco en un negocio muy ligado a Extremadura: la lana de oveja merina. «Los ganaderos tienen su propia cooperativa pero se dedican al por mayor, a la recogida en el campo, el lavado, el peinado y la comercialización, pero no había ninguna empresa que pudiera suministrar esa lana a los artesanos independientes, a los pequeños talleres que fabrican productos únicos, muy especiales, naturales, sin tintes, sin ningún añadido», relata.

«A raíz de darle vueltas, pensé que podría comprar la lana extremeña ya peinada y lavada, y proporcionar el producto a esos artesanos, puesto que en España no existía ningún lavadero que lo hiciera», Así, su negocio vende la materia prima, y son los pequeños talleres, las fábricas de tejidos y las hilaturas las que la procesan según sus necesidades.

A la vez, Cecilia Calderón se puso en contacto con artesanos para que confeccionaran sus artículos y venderlos a través de la web de ‘La Merina Wool’, siempre respetando el producto natural. En ‘https://www.lamerina.com’ pueden verse estas obras de arte, desde mantas hasta tumbonas, taburetes, colgadores, cojines…

Ahora, la emprendedora lucha para seguir ampliando el negocio con más propuestas, porque tiene claro que no se puede parar. «Vamos a crear nuevos productos, hemos llegado a un acuerdo con una empresa de tejidos de lana a fin de hacer otro tipo de artículos», detalla Cecilia, que además trabaja para sacar una línea de ropa de hogar con tejidos fabricados con lana merina.

«Con tejidos usados puedes hacer infinidad de trabajos»

Elena María Pérez y Ana Llanos ofrecen un espacio donde relajarse y disfrutar en compañía de quienes les encanta dar forma con las manos a todo lo que imagina la mente. Se trata de ‘Kekeña’, una mercería creativa en la capital cacereña que además ofrece cursos y talleres tanto presenciales como on line, sobre costura y diferentes tipos de manualidades. Entre ellas destaca el patchwork, un método que consiste en la unión de diferentes trozos de tejidos para formar una nueva prenda, y que tiene muchos seguidores por la versatilidad en su diseño: permite realizar desde originales piezas de ropa hasta complementos personales y prendas de hogar (alfombras, colchas, cojines, manteles…).

El patchwork es puro reciclaje. Elena y Ana comenzaron en un pequeño local de San Blas para después trasladarse a otro mayor y ahora dar el salto al centro: acaban de abrir en Casas de Cotallo, en la subida del Gran Teatro. Todo comenzó a través de la creatividad de la madre de Elena, que trabajaba en un negocio de decoración «y cuando cambiaban los catálogos ella siempre aprovechaban esos retales para hacer bolsas de aseo, estuches e ideas similares», relata Ana Llanos. Al abrir la tienda vieron la acogida del patchwork, y ‘Kekeña’ se convirtió en una fuente de creatividad: mochilas, bolsos, edredones, cortinas, tapices decorativos... «Con tejidos usados puedes hacer infinidad de trabajos», señalan las propietarias. Auténtica economía verde y circular.

Elena, de 39 años, y Ana, de 34, hacen magia con los vaqueros usados, con esas chaquetas de buen paño, abrigos, vestidos y prendas de calidad que llevan años guardadas en los armarios. Se transforman en nuevos productos muy originales «porque no hay dos iguales», subraya Elena. Desde hace siete años transmiten estos conocimientos en sus cursos y talleres, que ahora tienen reducido el aforo presencial para cumplir las distancias sanitarias. También imparten talleres infantiles con plásticos, lanas y maderas recicladas, de los que surgen divertidas creaciones y decoraciones de Halloween o Navidad.

En ‘Kekeña’ realizan además arreglos de ropa, bordado de telas, túnicas de las cofradías de Semana Santa… También disponen del material necesario para estos trabajos y manualidades. Ahora comienzan una nueva etapa y acaban de estrenarse en el catálogo de ‘Economía Verde y Circular’ de la Diputación. Ilusión y voluntad son sus principales herramientas.