Muchos sostienen que Cáceres es una ciudad espléndida para vivir, para trabajar, para disfrutar... y también para inspirar el alumbramiento de nuevas publicaciones. Así se puso ayer de manifiesto en la XIX edición de la Feria del Libro, que dedicó buena parte de sus presentaciones a novedades basadas, situadas, recreadas y desarrolladas en esta ciudad, cuya riqueza histórica sirve de musa para los contadores de realidades, ficciones y leyendas. El programa acogió ayer, día de San Jorge, jornada grande, hasta cinco presentaciones a lo largo de diez horas.

Abrió la carpa David Narganes con ‘El hombre que amaba a Rita Hayworth’. Se trata de su nueva obra, integrada en una colección de seis novelas ambientadas en la capital cacereña, desde la Edad Media hasta la actualidad. La próxima será la última y anticipará la imagen de Cáceres en el año 2100. «No sé si la llamaré Cavarnia», ironizó. La nueva novela presentada ayer, de género policiaco, recrea los años 50 en la ciudad. Antúnez, un detective privado, debe hallar a una niña que desapareció en el bombardeo de la Guerra Civil. «Se trata de una bajada a los infiernos por los rincones más oscuros de la ciudad (burdeles, hospicios...) y por la caída moral de los personajes hacia un vacío existencial del que ven difícil salir», explica el autor.

ELEMENTOS OCULTOS / Ya por la tarde, el investigador Alonso Corrales presentó la tercera edición de su trabajo ‘Cáceres, sus construcciones ocultas’, que invita a descubrir los elementos escondidos en la historia del casco antiguo y de otros puntos de la provincia, por ejemplo en la Casa del Sol, el Palacio de los Ulloa, el Edificio Comendador o la Cámara de Comercio. El interés por castillos, pasadizos, aljibes o criptas llenó todos los asientos de la carpa.

Y tras varios años de investigación, José Luis Hinojal dio a conocer ayer el libro ‘Magia y superstición en la vieja villa de Cáceres’, con experiencias acontecidas en el pasado (fantasmas, seres encantados, brujas o demonios), recogidas en crónicas y documentos.

Y de la infrahistoria a la más absoluta realidad, que a veces también asusta. El Club Sénior de Extremadura desgranó ayer un trabajo intenso titulado ‘¿A los extremeños qué nos pasa para estar donde estamos.../Reflexiones autocríticas mirando al futuro’, en el que veinte expertos de distintas áreas (economía, historia, antropología, agricultura, comercio...) indagan en las razones de la situación de la comunidad, eso sí, con una ventana abierta a la esperanza. «Debemos bucear en las raíces de los problemas para orientarnos hacia el futuro, los extremeños somos mucho más de lo que parecemos», explicó minutos antes de la presentación Marcelo Muriel, miembro del Club. «Desde el siglo XVIII los pensadores extremeños vienen haciéndose las mismas preguntas», reveló José Julián Barriga, presidente de dicho club,

Por último, el escritor Eduardo Dávila cerró la jornada de presentaciones con ‘La senda de la estampida’, un thriller policiaco ambientado en Alaska con muy buena aceptación y crítica por su final inesperado y su ambiente muy cinematográfico.