Cuando preguntan por la ciudad del futuro, uno se imagina los avances que presenció Marty McFly o esa utopía desproporcionada con coches voladores, hologramas y edificios con emociones de Blade Runner. Esas dos realidades se idearon hace años y dibujaban una visión sobre cómo la tecnología había moldeado el contexto social en el siglo XXI. Prototipos hay muchos en marcha, robots con aspecto casi humano que interactúan, diseños de hogares a los que el dueño puede dar órdenes, incluso una marca deportiva se encargó de diseñar las botas que se abrochan solas, pero lo cierto es que esa evolución digital, aunque con ritmo firme, es más lenta en los hogares de lo que creían nuestros antecesores -aunque fuera en el cine-.

Curiosamente, lo más cercano a ese futuro está en el bolsillo, es lo que la industria acuña como smartphone -teléfono inteligente-, un dispositivo capaz de almacenar información infinita y facilitar al usuario aspectos sociales, a pequeña escala eso sí. La revolución digital lleva de la mano ese concepto ‘smart’ -inteligente- y al igual que asume un terminal de cinco pulgadas, prevé inculcarlo en hogares y a gran escala, en la ciudad, es lo que se conoce como ‘smart cities’ o urbes optimizadas.

Y Cáceres quiere sumarse ese progreso. Cabe recordar que la capital cacereña fue una de las primeras ciudades que formó parte de la Red de Ciudades Inteligentes (RECI) y la primera capital en instalar pavimento inteligente española en la plaza Mayor en el año 2011. La RECI réune a más de medio centenar de ciudades con proyectos de smart cities.

La ciudad presentó al ministerio de Energía un proyecto usar la tecnología al servicio del turismo y resultó elegida junto a otros catorce entre un centenar de iniciativas de todos los puntos del país. La propuesta cuenta con un presupuesto de tres millones de euros y será financiada en parte por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional de la Unión Europea. Justo esta semana Red.es, organismo encargado de materializar la ‘agenda digital’ -adaptación tecnológica- desde el Gobierno central y gestor de los 14 proyectos seleccionados, publicó el pliego de condiciones para la empresa que quiera optar a ejecutar el proyecto lo solicite. La presentación de ofertas concluye el 4 de enero de 2018.

El proyecto cacereño se sustenta en varios pilares, todos relacionados con el turismo. Según detalla a este diario el concejal de Turismo, Raúl Rodríguez, la iniciativa ‘Cáceres patrimonio inteligente’ parte del «compromiso con la conservación del patrimonio». Por este motivo, Rodríguez destaca que el primer paso del plan pasa por instalar sensores en edificios históricos para monitorizar temperatura y estado y así contribuir a su mantenimiento. Por otro lado, desarrollarán herramientas para medir el número y el perfil de turistas. «Hasta ahora no hay un sistema homologado que tenga fiabilidad cien por cien sobre el paso de turistas, están las oficinas de turismo, pero si el visitante no pasa, no queda registrado», añade.

Por ello, asevera que esta herramienta a la que aún deben dar forma servirá para “conocer el perfil del turista y adaptar la oferta mucho mejor”. Por último, el edil del área de turismo sostiene un tercer tentáculo en el proyecto que repercute en el comercio. «Crearemos una tarjeta Cáceres card con la que los turistas podrán entrar en los monumentos que quieran y luego podrán acceder a servicios que pondrán en marcha los comerciantes».

En ese sentido, el ayuntamiento detalló que el objetivo del proyecto «será una herramienta para conseguir el bienestar social y económico de los ciudadanos a partir del uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones». Todo ello lleva aparejado una gestión «más eficiente y sostenible» de los recursos, para ofrecer mejores servicios a los ciudadanos.

MÁS CIUDADES // Según los cálculos de Naciones Unidas para 2050, más de la mitad de la población mundial residirá en ciudades -áreas urbanas-. Esto provocará carencias en servicios tan básicos como el propio abastecimiento de energía o en las necesidades en el hogar. Justo a estas cuestiones prevén hacer frente las ‘smart cities’. Según Pablo Bustos, responsable del departamento de robótica (Robolab) de la Universidad de Extremadura, «el propósito de las ciudades inteligentes es aprovechar la tecnología para mejorar la sostenibilidad y los recursos».

Él mismo coordina proyectos de domótica en la universidad. Desarrollan robots con funciones sociales y monitorizan el espacio de la facultad politécnica con sensores para controlar el nivel de CO2 o el flujo. De hecho, Robolab trabaja también un prototipo de casa inteligente para personas con diversidad funcional.

En el caso de Extremadura, añade que falta tiempo para que la región alcance un nivel determinado en cuanto a lo que ciudad inteligente se refiere. En términos claros, avanza que el principal problema siempre es la financiación.

También asegura que el cambio será paulatino por una cuestión de capacidad. «Hasta ahora se había abordado en los hogares, pero a gran escala comienza ahora», concluye. En cualquier caso, destaca que en este momento el paso que siguen prácticamente todas las ciudades es «aprovechar el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como elemento de medida» con el objetivo de mejorar los parámetros de determinadas cuestiones como el flujo de personas, el tráfico o niveles de contaminación. Todo encaminado a corregir errores y a facilitar la vida. A su vez abre la veda para los detractores de lo que para ellos supondrá el control absoluto de los ciudadanos y el fin de la privacidad. De momento, la controversia se dibuja lentamente, como el cambio. Tiempo al tiempo.