Hace dieciséis meses que iniciamos una etapa nueva en la sanidad en la región. En este poco tiempo ha habido que tomar muchas decisiones. Aceptando que cuando esto es así se pueden cometer errores, creo que mi balance tiene que ser necesariamente positivo. La integración de niveles asistenciales y de salud pública en una estructura única, el Area, adoptada en Extremadura por primera vez en España, es seguramente la apuesta más arriesgada que hemos llevado a cabo y nuestra mayor garantía para el futuro.

Si tuviera que destacar algún hecho en Cáceres por encima de cualquier otro sería, además de la confirmación del nuevo hospital, la inversión de una tendencia que consistía en que las nuevas acciones de carácter tecnológico --resonancia, hemodinámica o radioterapia-- se prestaran necesariamente fuera del propio hospital y por las clínicas privadas. Un hospital del nivel que deseamos para Cáceres no es imaginable sin alta tecnología. Por eso nuestro compromiso fue, desde un principio, diseñar con carácter preferente un plan de inversiones en tecnología que permitiera introducir en nuestros hospitales las técnicas modernas y avanzadas que ya existían en muchos hospitales de España. No oculto las dificultades que hemos tenido y que seguiremos teniendo para compatibilizar "quiero" con "puedo".

Cáceres es una pieza básica en la estructura sanitaria de la región. Hemos dicho con frecuencia que una región tan extensa como la nuestra necesita de muchas patas sobre las que apoyarse para lograr la solidez que pretendemos. Creo que todos los que en este tiempo se han pronunciado o participado del debate, lo han hecho con el ánimo de mejorar las cosas. Acostumbro a decir a quienes me rodean que no tengamos temor a que la gente opine de lo que hacemos y de como lo hacemos, la crítica nos hace siempre mejores.