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"Estaba tardando en aparecer la lluvia, pero la feria sigue". Beatriz Vadillo, una de las más de 50.000 personas que ya han pisado la feria, hablaba ayer en el interior de la caseta El Jaleo poco después de que comenzara a llover haciendo bueno el dicho: no hay feria sin lluvia en Cáceres, ni lluvia que detenga la feria .

Lo cierto es que los cacereños, nuevamente en masa a tenor de las cifras de visitantes facilitadas por el concejal de Festejos, Lázaro García, desafiaron la amenaza lluvia que, también este año pululó por la Feria de San Fernando

En la noche inaugural el agua hizo igualmente acto de presencia, aunque apenas cayeron unas gotas que no aguaron el primer baño de feria pero sí sembraron cierta duda entre los que aún estaban de botellón sobre las dos y media de la mañana. La fiesta fue la auténtica protagonista de una noche muy larga en la que tampoco faltaron los habituales atascos en los accesos al recinto ferial y las colas para coger el autobús entre los que optaron por el transporte público.

Feria para todos

Había muchas ganas de fiesta, por eso los cacereños llenaron el recinto ferial. Primero fue el turno de los más pequeños, que esperaban ansiosos el primer día de cacharritos y empujaron a sus padres al recinto ferial. A partir de las doce de la noche los más pequeños dieron el relevo a los jóvenes, que tomaron la feria con tantas ganas en algunos momentos de la noche no era fácil desplazarse por la zona de los botellones , como en años anteriores, en la calle que separa el recinto ferial del área de aparcamiento.

En todo caso los conciertos que programaron algunas casetas, como el de Los niños de los ojos rojos en la del PSOE, llenaban ya a esa hora algunas casetas. El ritmo de la orquesta Montesblancos, también levantó de la silla el espíritu juvenil de quienes llenaron en la noche del viernes la Caseta Municipal.

Bien entrada la madrugada,