Cáceres sigue siendo la gran desconocida entre las ciudades patrimonio porque su imagen no se difunde lo suficiente. Y no me refiero a su imagen monumental sino más bien a lo que ofrece como ciudad. Es decir, el ayuntamiento debe intentar que empresarios y hosteleros participen de esa difusión, contribuir a que desarrollen jornadas gastronómicas, a que las tiendas abran por la tarde, a que también lo hagan los palacios del recinto intramuros para que los turistas no solamente admiren lo bonitos que son por fuera, sino que aprendan a admirar su belleza interior.

El objetivo más inmediato, más urgente, es conseguir que el visitante no llegue a Cáceres, vea en una hora la ciudad monumental y luego se vaya. Es necesario repartir los eventos para evitar que las actividades culturales se aglutinen en un único mes. Todos los organismos institucionales han de poner de su parte, todos debemos tirar del carro para que, gracias al esfuerzo común, Cáceres se convierta también en un proyecto común.