Llegar a piloto de Fórmula 1 puede ser fácil, pero torear es lo más difícil", asegura Darío, muy convencido. Su compañera Lourdes comparte la misma vocación aunque confiesa que su padre y su madre "prefieren que vea los toros desde la barrera". Jon también acude a las clases y viaja de Coria a Cáceres varias veces por semana para no perdérselas. Todos ellos forman parte de la Escuela Taurina de la Provincia de Cáceres, que ha vuelto a recuperarse once años después de su cierre (funcionó de 1999 a 2004). Los 22 alumnos desbordan ilusión en un ambiente en el destacan la disciplina y el esfuerzo.

El torero cacereño Manolo Bejarano es el responsable de la iniciativa. Los participantes, 17 chicos y 5 chicas, se pasan las tardes en la plaza aprendiendo las suertes del toreo y el manejo del capote, la muleta, la espada... Tienen entre 9 y 15 años, edades establecidas por la escuela, "pero también hay niños desde 4 años a los que se les permite el contacto con los trastos, hacer el paseíllo, dar la vuelta al ruedo, aprender la educación muy necesaria en la plaza, en definitiva, captar emociones", subraya Bejarano.

SOLO ALUMNOS ESTUDIOSOS El toreo, como la sociedad misma, es muy variopinto. "Aquí tenemos hijos de albañiles, peluqueros, doctores honoris causa , cocineros...", explica el diestro. Pero todos, sin excepción, pasan por el mismo filtro: "Cada tres meses les pedimos sus notas y el parte de asistencia a sus centros docentes. Pueden venir siempre y cuando cumplan con sus obligaciones y saquen buenas notas".

Porque torear no resulta fácil. "Sinceramente es muy muy difícil, mucho", sostiene Bejarano. De hecho, los profesionales consideran que "hay que nacer con unas cualidades y sobre todo con sangre y mente torera, por más que se pueda aprender y perfeccionar". Cada pase lleva detrás mucho trabajo y exige un estado físico impecable. "Esto no consiste en llegar hoy y saltar mañana a la plaza, se necesitan años", matiza Manolo Bejarano.

Por ello, la escuela cacereña completa su formación con la colaboración de un psicólogo, una dietista y un preparador físico. El primero les ayuda a controlar las emociones, "muy importantes en esta profesión porque cuando toreas, desde que eres niño, entra en juego una cantidad de adrenalina tremenda que hay que saber llevar: marcar la respiración, pensar...". El propio Bejarano recuerda una tarde en la que la emoción le hizo perder dos orejas a un toro en Madrid, el último momento. "En la plaza pesa el traje, el capote, la muleta, el toro, la tarde, la gente y sobre todo la responsabilidad, otro de los valores que los niños deben aprender", explica.

La dietista, por su parte, les guía en la buena alimentación: sana, variada, con frutas, verduras, legumbres... El preparador físico, fundamental en el toreo, les enseña la puesta a punto. De hecho, las clases han servido de terapia efectiva a niños con ciertos problemas de aislamiento, hiperactividad u obesidad.

Pero además de estas enseñanzas directamente relacionadas con la profesión, la escuela transmite a los chavales otra faceta igual de importante: los valores. "Les proporcionamos una buena educación, un respeto tremendo entre todos, una disciplina que no es fácil de ver a estas edades, una ambición positiva para aprender más con objetivos marcados desde muy temprana edad, una competitividad sana que les lleva a dar lo mejor de sí...", enumera el torero. "Son tantos valores y tan carentes en la sociedad de hoy, que solo por ellos merece la pena este proyecto", matiza.

La escuela cacereña comenzó su nueva etapa en 2014 de manera informal. "Una vez que dejé de torear, sentí la necesidad de transmitir las enseñanzas y tantos valores que el toro me había dado. Hace año y medio empezaron a venir algunos chicos y la idea comenzó a moverse", relata Bejarano. Está oficializada como Escuela Taurina de la Provincia de Cáceres desde la pasada primavera. Hace dos semanas, a través de la comisión informativa de Participación Ciudadana, el ayuntamiento dio cuenta de su registro con la clasificación de asociación recreativa y de festejos.

"Tenemos todos los seguros y documentación en regla. Formamos parte del Registro de Escuelas Taurinas de Extremadura, junto con Badajoz", afirma el diestro. De hecho, la escuela pa-