"¡Vais a flipar con estas fotos!" . Abrimos el correo electrónico y Alfonso Búrdalo, de la Asociación de Músicos de Extremadura (Amex), nos despierta con este mensaje y una alegría: las imágenes que hizo el fotógrafo Santi Márquez y que han servido para inmortalizar la movida cacereña de los 80. De pronto nos hemos visto en El Rita y La Machacona, en el Teddy Montana, también en La Furriona, en el Extremeño de nuestro amigo Jesús Sansón o en El Capitol de José María Bermejo escuchando Sonetos amorosos portugueses , un disco grabado en 1986 en Madrid y con el que Coup de Soupe convirtió en himno El Lusitania Express .

Un himno es una de las formas poéticas más antiguas, expresa sentimientos positivos, de alegría y celebración, por lo que suele festejar victorias. La del Lusitania festejaba el despertar de Cáceres a la libertad creativa. El grupo cacereño lo formaron Tommy Berjoyo, Juanjo Narbón, Aurelio Pérez Palomino, Abelardo Martín, Juan Carlos Martínez, Diego Ariza y Miguel Gibello.

Vemos las fotos de Santi y vemos también en ellas a aquellos cientos de jóvenes que entonces coreaban el Lusitania , a todos aquellos cientos de jóvenes que llenaban nuestra ciudad y nuestros bares y que se rendían a la magia y el placer de una ciudad seducida por el arte.

Un día previo a un concierto en el Rita, Santi fotografió a los Coup de Soupe. Santi llevaba siempre al hombro una Yashica FX-3 , reflex, de objetivo intercambiable, de óptica fija y foco manual que tenía un flash MEL 32 . No existía el photoshop pero sus fotos eran ya auténticas joyas.

Santi hacía fotos porque le apasionaba y seguramente entonces nunca pensó que con su pasión estaba haciendo historia. Pero sí, hoy las fotos de Santi recorren exposiciones e inundan de recuerdos nuestras webs. Y cuando alguien lo define como el mítico Santi , él dice "Me hace una gracia grandísima" y advierte: "Tengo 47 años. No soy tan viejo" .

A Santi le gusta ver que sus fotos, más de 20 años después, siguen teniendo repercusión: "Me gusta verlas rodar, me recuerdan momentos imborrables, irrecuperables y que no volverán" .

Eran los años de La Cañada con Clara y con Pepe, Pipe y Pedro, del grupo Arkansas City, de José, Carlos y Ramón (los de Percance Laplace), de Teresa Gibello, Pedro Chacón, Paco Expósito, Fernando Carvajal, Pedro Valhondo, Valentín Cintas, los grupos Moods Ibéricos y Funk Polideportivo Cacereño.

Nació la tienda de discos Harpo. Y había muchos fanzines: Rita , Etzétera , Crown ... Y cómics de la mano de Jesús Sandín, Armando Vanguardia, Enrique Alvarado, Chan y Ricardo Vaquero, que hacía dibujos con personajes robotizados. Bueno, y David Barcenilla, de Foro Ciudadano, con el cómic Su secreto de belleza: el anís con hielo , que editó Juanma Caso.

Aunque antes de eso, en los 70, Cáceres se rindió al Uno, dos y tres , el himno del cantante Patxi Andion, que cantó en el salón de actos de la Universidad Laboral cuando la dirigía Jaime Naranjo. Los Hermanos Blanco, en peluquería, las Aniza en estética y Leo Bernáldez en moda, marcaban tendencias. La cafetería y la discoteca de Acuario y el Alvarez fueron un boom.

Macetas de colores

Hay un himno que en Cáceres gusta mucho: el de la cultura. Hace 29 años la diputación abrió en la calle Doctor Marañón la Sala El Brocense. El miércoles esa sala estrenó un nuevo espacio en la calle San Antón, donde estuvo Arte España y El Requeté de los Nacarino.

Fue el sarao de la semana que reunió al presidente Vara, a la alcaldesa Heras, al subdelegado Solís y al presidente de la diputación, Juan Andrés Tovar. Vimos también a Leonor Flores, que se ha cortado el pelo, a Felipe Vela, que desde que se va de la política parece que se ha quitado años de encima, a Cipri Madejón, Silvia González, María José Casado. Bueno, y esta vez sí que a todo el peperío : Rumbo, José Diego, Teresa Bravo y Elena Nevado, que hasta para el tono de su móvil es cacereña (tiene puesto El Redoble ).

Acudieron Pilar Mogollón, Seli, que su padre trabajó en Vestimoda, que estaba en Pintores, Joaquín Hergueta, Esteban Cortijo, Angel Sotomayor, César David, Teresa Sancho, y Pachiqui, directora del Pedrilla, que su padre era José María Herrero de Tejada, marqués de San Nicolás... Aunque, la verdad y para ser sinceros, echamos de menos a mucha más gente del arte y la creación en tan cultural acto.

José Manuel Díez es poeta, una de las caras de la campaña del gobierno contra el maltrato y es cantante de El Desván del Duende, el grupo que el jueves llenó las casi 600 butacas del Gran Teatro (casi ná ). Estaban Paco Martín, Paco Torres, Adolfo Chautón, coordinador del proyecto Creando Capital , Rita y todos los demás.

El Desván (nos gustaron todos, en especial Miguel, Joaquín de la Montaña, Jorge Solana y Lupe) presentó su último disco, Increíble pero cierto (sin duda, fantástico). En la actuación escuchamos Macetas de colores , canción con la que la bombonera cacereña se rindió definitivamente.

Y entonces nos acordamos de Amigos para siempre y de Los Manolos, el grupo que alcanzó su máximo esplendor internacional tras su participación con este tema en la clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.

Y recordamos a esa Barcelona rendida a los pies de su rumba, rendida a una canción que convirtió en himno. Y nos preguntamos por qué el 2016 tarda tanto en potenciar lo autóctono y no convierte de una vez en propio Macetas de colores , el himno que Cáceres hizo suyo hace ya mucho tiempo.

El Gran Teatro baja el telón y enfilamos hacia Carpe Diem, el bar de los Parodi que ha vuelto a poner de moda las noches de los jueves. Allí, el Conjunto San Antonio da los últimos acordes del Play y nosotros nos agarramos al Lusitania , al Uno, dos y tres , a Macetas de colores , himnos llenos de poesía con los que cada noche festejamos que Cáceres sigue siendo esa ciudad seducida por el arte que Santi Márquez inmortalizó con su Yashica .