El 12 de junio, coincidiendo con la fiesta del patrón de Salamanca, el grupo INSA-IBM en colaboración con Iberdrola abrirán en las inmediaciones de esta ciudad un centro Cénit similar al que funciona en Cáceres desde hace año y medio, incluso tendrá el mismo nombre. Las cifras hablan por sí solas: 30 millones de euros de inversión solo en las instalaciones y una plantilla de unos 400 empleados con posibilidades de superar los 500. "Cáceres ha supuesto un primer paso en la estrategia del trabajo en remoto en centros de desarrollo. La demanda en este campo ha sido tan amplia que necesitamos más centros", explica José Antonio González, director de Recursos Humanos de INSA, grupo con implantación en varias ciudades de la geografía española.

El Cénit cacereño está especializado en el diseño y explotación de sistemas basados en la tecnología de la información, así como en la comercialización de productos y servicios, es decir, proyectos tecnológicos que incrementan la productividad de las empresas en España y Portugal. Este yacimiento ofrece tantas posibilidades que la planta de Salamanca ya tiene pedidos por valor de 200 millones de euros, cuando ni siquiera ha entrado en funcionamiento. "Por eso no descartamos crear más centros en un futuro", revela el responsable a este diario. Sin embargo, la apertura de las instalaciones salmantinas, o de otras software factorys por la geografía nacional en un futuro, no mermará los objetivos ni el rendimiento del Cenit cacereño, según afirma José Antonio González.

"Al contrario, lo potenciará. Esta estrategia del grupo IBM va funcionando muy bien y por eso debemos diversificarla. Los centros de Cáceres y Salamanca serán complementarios y multiplicadores, podrán soportar producción en común y trasladarse proyectos, aunque cada uno se especialice lógicamente en ciertos aspectos", matiza el director de Recursos Humanos, que tiene expectativas muy positivas para la planta de Cáceres, especialmente a partir de su traslado definitivo al campus universitario a partir del año próximo.

Además, la Universidad de Salamanca, al igual que la extremeña, jugará un papel importante en el proyecto al proveer al centro de mano de obra a través de sus estudiantes, muy beneficiados. En el caso cacereño, la universidad tiene una mayor implicación al financiar también el recinto tecnológico del campus en el que se asentará Cénit, en colaboración con la Junta.