La solidaridad en Cáceres es un reguero sin fin. Los voluntarios crecen pese al encierro y la ciudad sigue dando de comer a los más necesitados. El Banco de Alimentos no para y ayer la oenegé recibió los EPIs, equipos de protección de individual, donados por el Club Rotary. Son 35 voluntarios que trabajan en turnos diario a la semana de 10 personas.

Ahora más que nunca los víveres deben llegar a los más vulnerables de manos de un equipo humano liderado por Juan Carlos Fernández Rincón que, desde Aldea Moret, porta batas, mascarillas, protección ocular y guantes. Solo así será posible mantener cosida a medias a una sociedad con demasiadas roturas.

Una sociedad a la que el martes la policía local interpuso 24 denuncias a otros tantos ciudadanos que burlaron el estado de alarma. Se trata de 14 peatones y 10 vehículos. Uno de los casos más curiosos es la sanción a dos trabajadores que se desplazaban en coche a trabajar a una empresa radicada en un pueblo de la provincia. Como no podían hacerlo porque la ley en estos momentos lo prohibe, se impuso la multa a los empleados y lo que hizo la jefatura fue poner en conocimiento de la Delegación del Gobierno y de la Junta de Extremadura la identidad de la filial para iniciar los trámites sancionadores si así se considera oportuno. El consistorio declinó dar el nombre de la constructora.

Además, otro caso llamativo fue el del hombre al que la policía interceptó cuando trataba de ir a su segunda residencia a pasar la Semana Santa. Se le pilló recorriendo 30 kilómetros, que es lo que distaba el domicilio de Cáceres, y los hacía, dijo él, practicando senderismo. El alcalde, Luis Salaya, informó de ambas cuestiones y dejó claro que no se puede ni hacer trekkin ni running en estos días de clausura obligatoria. De manera que volvió a invitar a los cacereños a quedarse en casa.

De hecho, destacó la «actitud valiente y responsable» de los niños de la ciudad, a los que puso de ejemplo como los más cumplidores del país. Por eso, publicó ayer un bando en el que anunciaba que cuando todo vuelva a la normalidad, el ayuntamiento organizará la fiesta de cumpleaños más grande de la historia de Cáceres, a la que estarán invitados todos los chavales de la capital.

Por otro lado, el alcalde detalló cómo será el reparto de las 7.000 mascarillas que ha donado el Cacereño; 2.000 irán para la policía local, trabajadores del cementerio y de la Ayuda a Domicilio. El resto se destinará a las residencias de mayores. Así, la Cervantes tendrá 800, la Asistida, 1.200, el parque del Príncipe, 500, Geryvida, 800, San Jorge, 440, Santa Teresa, 30, La Hacienda, 600, Nuestra Señora del Rosario, 220, y las Hermanitas de los Poibres, 410. En total suman las 5.000 mascarillas restantes. El reparto se ha realizado en función de plazas que hay encada centro: un 3,7% de mascarillas por residente

Cáceres no puede lanzar las campanas al vuelo. «Optimismo me parece mucho decir. Es mejor utilizar la palabra esperanza para no perder la fuerza porque quedan días muy duros y muy difíciles», sentenció Luis Salaya, que en su última comparecencia de la semana confesó que el martes vivió con alegría las 10 altas que se produjeron en la capital: seis en el hospital Virgen de la Montaña y cuatro en la Clínica Quirón. «Es un poquito de luz, pero continuamos en una situación muy dura y nos queda un camino largo que afrontar». En este contexto, el alcalde lamentó la publicación de fotografías donde aparece la morgue de Madrid y las comparó con las de refugiados muertos en las costas. En cuanto a si comunidades autónomas ocultan datos de fallecidos, apuntó que «sería un error enorme e irreparable si así fuera». Confió en que «no» y aseveró que en el caso de Extremadura «eso no está sucediendo».

Precisamente ayer Salaya presidió por videoconferencia la Comisión de Acción Comunitaria en la que participaron todos los grupos políticos; se informó del protocolo activado por el ayuntamiento ante el coronavirus y de un plan para el día después. Antes de su celebración, el dirigente socialista hizo un llamamiento para que la Unión Europea sea el eje fundamental de la construcción del continente, «algo más que un mercado único» para exigirle que esté por encima de los intereses nacionales.

Finalmente y sobre personal sanitario que tiene que desplazarse a Cáceres a trabajar por causas del Covid-19 y no encuentran alojamiento, explicó que las plazas dispuestas para estas personas en las residencias Muñoz Torrero, Roso de Luna y San José ya están ocupadas. En algún caso el consistorio ha mediado para hallar un alojamiento particular pero esta gestión es competencia del Servicio Extremeño de Salud.

Entretanto, Cáceres sigue vacía y el cantautor Kike Rodríguez toca la guitarra en la habitación de su casa en El Rodeo, donde vive con su abuelo. Es un milagro escuchar cómo acaricia la cuerdas mientras pone sonido a las partituras que nacen del confinamiento. Por cierto, hoy es Jueves Santo. Aún no repican las campanas.