La tala de plataneros no solo no ha dejado a ningún vecino del R-66 indiferente, tampoco lo ha hecho con ciudadanos de otras zonas de la ciudad. En ese sentido, el colectivo Cáceres Verde, creado para la conservación y la defensa de los árboles, ha criticado la tala, respetando las molestias que puedan ocasionar a los vecinos pero argumentando que "la solución nunca debería ser destruir un patrimonio verde mediante una tala indiscriminada", reza una nota de prensa, sino tomar medidas como "podas frecuentes y selectivas, cuidado de los árboles que estén enfermos, limpieza de las calles más a menudo, control de los sumideros o sustitución de redes de saneamiento que estén anticuados", entre algunas propuestas.

Así, Cáceres Verde hace referencia a los 3.000 árboles plataneros que se plantaron en su día en la ciudad, 600 en el R-66, por su rápido crecimiento y su longevidad (suelen vivir más de 300 años). Sin embargo, se trata de un tipo de árbol que el ayuntamiento consideró en 2006 como "una especie no adecuada en un entorno urbano", lo que hace cuestionarse al colectivo el motivo de su plantación. "No podemos entender que haya sido posible que se planificara un barrio entero, con su red de saneamiento, sus parques y sus árboles, y se eligiera esta especie, sabiendo que al cabo de cierto tiempo habría que talar porque causaría problemas", recoge el escrito.

El colectivo para la defensa de los árboles va más allá y se pregunta por qué "muchas de las conducciones de las aguas residuales se realizaron con tubos de fibrocemento, que producen filtraciones que son buscadas por los árboles que acaban llegando a las tuberías y ocasionando taponamientos no deseados". Asimismo, Cáceres Verde se cuestiona también "quién está pagando la tala y quién se hará cargo de los gastos de reposición de nuevos árboles que, al parecer, se van a plantar en su lugar. Solo sabemos que los culpables no son los árboles, que no vinieron ellos solos andando y se metieron en los alcorques para molestar a los vecinos".

En definitiva, Cáceres Verde se muestra contundente en su rechazo a la supresión de árboles, considerando que "talar los plátanos talados con las características que tienen (porte, años, longevidad...) es participar de manera temeraria en una gran irresponsabilidad ecológica", concluye.