Si antes de la pandemia la media normal diaria de viajeros del autobús urbano de Cáceres era de 19.000, cuando se decretó el Estado de Alarma y se aplicaron las restricciones de uso al 30% de ocupación, la cifra bajó a 1.700 usuarios. Desde que se ordenó la hibernación económica, coincidiendo con las semanas que se ha determinado la gratuidad para todos los cacereños así como el servicio exclusivo de sanitarios de la línea 3 que va a la Residencia Asistida y al Hospital Universitario, el número ha sido de 1.500. Tras reiniciarse parte de la actividad productiva los datos rondan los 1.600 pasajeros por día, lo que supone una bajada de más del 90%, una caída a mínimos históricos.

El alcalde, Luis Salaya, confía no obstante en que a partir de la cuarta fase de la desescalada, del 22 de junio en adelante, se haya recuperado el 80% de los viajeros. El servicio volverá a su horario normal a partir del 11 de mayo. Las mascarillas, tal y como anunció ayer el Gobierno, serán obligatorias.

Seguirán todas las líneas excepto la del campus, que se ha suspendido tras no haber clases presenciales en la Universidad de Extremadura. Respecto a la línea del personal sanitario que va a la Asistida y al nuevo hospital, también se mantendrá aún.

LIMPIEZA / El coronavirus no solo ha afectado a los pasajeros, igualmente a los modelos de desinfección que ahora se aplican en los autobuses, y que exigen un protocolo concienzudo. El concejal del área, Andrés Licerán, indica que cuando el convoy llega a la cabecera y durante el tiempo que permanece parado, la persona asignada para la limpieza emplea productos en los elementos interiores del vehículo que están en contacto con los clientes, básicamente las barras, asideros y asientos. «Lo hace impregnando directamente la superficie y utilizando después la bayeta».

Es un mecanismo que no requiere aclarado ni enjuagado. Durante todo el proceso permanecen abiertas las puertas de los autobuses. Al finalizar el servicio, se entregan los trapos y paños en las cocheras, donde se depositan en una disolución preparada con el desinfectante para que puedan volver a usarse al día siguiente.

De todo ello se ocupan los días laborables dos turnos de entre 20 a 25 personas. Los fines de semana lo realiza el propio conductor. Para eso disponen de productos variados como el Clorsan, que es un detergente; además de los ya tradicionales guantes desechables, mascarillas y un pulverizador.

El proceso no termina aquí, puesto que una vez que los autocares han concluido su turno vuelven a ser desinfectados dentro del garaje: se barren de atrás hacia delante. La bayeta es como el ‘correcaminos’, no hay quien la pare: pasa por el puesto de conducción y cobro, el salpicadero, las repisas, las barras, los reposabrazos, las ventanas y, por supuesto, los botones de pulsación de parada. Además se friega el suelo.

Ese fregado es tan exigente que implica que no se puede tocar ningún elemento del convoy previamente desinfectado. Para esta labor se emplean a fondo tres personas los días laborables y dos los fines de semana, que realizan su jornada por la noche. Aquí entran nuevos productos, como el Descol para los cristales o el Sutter, para los asientos de tela.

En la ‘nueva normalidad’ el transporte público va a ser elemento clave en Cáceres.

¿Cómo deberán usar el bus los cacereños después del coronavirus? Licerán indica: «Velaremos porque la empresa Subus cumpla los dictámenes del Ministerio de Sanidad, para los conductores, resto de trabajadores y pasajeros».

El edil recuerda precisamente que la decisión del gobierno local de decretar la gratuidad del servicio se adoptó al no poder «garantizar la distancia social a la hora del pago del billete o la validación de los bonos entre el piloto y el usuario, Y ya estudiamos medidas de cara a la finalización del estado de alarma para poder cumplir esa advertencia sanitaria».

Licerán destaca que desde su departamento siempre ha corroborado que los empleados de Subus tenga los EPIs necesarios, «incluso dotándoles de ellos a través del servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Ayuntamiento, como ahora hace la dirección general de Transportes de la Junta».

Lo cierto es que cuando avance la desescalada, el transporte público de Cáceres tendrá que ajustarse a una nueva realidad donde garantizar la distancia de seguridad será uno de los retos.