Beatriz Javato, de 17 años y estudiante del Sagrado Corazón, fue agraciada el año pasado con una de las becas de la Caja de Ahorros de Extremadura para vivir tres semanas en Estados Unidos y mejorar su nivel de inglés. Ayer hacía una "excelente" valoración de aquella experiencia que "ha marcado" su vida, por lo que animaba a otros estudiantes a pasar por ella.

Su testimonio pretendía servir de estímulo ayer para los nuevos 50 becados seleccionados para participar en el programa de este año y cuyo listado dio a conocer ayer la entidad financiera en una rueda de prensa. Uno de esos becados, Juan Valadés, de 17 años y alumno del colegio San Antonio, que también participó del acto de presentación, confesó sus "nervios y la ilusión" ante la expectativa del viaje.

642 BECADOS EN TRECE AÑOS Los cincuenta afortunados, 41 de la provincia de Cáceres y 9 de la pacense, han sido seleccionados entre 490 estudiantes que presentaron su solicitud, un 75% más que en la convocatoria del año pasado. En la selección priman tres criterios, según apuntó el director de la Obra Social, José Miguel Martín Daza: la nota del estudiante en Inglés, el expediente académico y los pocos ingresos económicos de la familia.

Este año el programa de convivencia escolar y familiar en EEUU de la Obra Social cumple trece años. En este tiempo, la Caja ha destinado 900.000 euros del presupuesto de su Obra Social, este año el programa tiene un coste de 93.000 euros.

Las trece convocatorias han permitido hasta el momento que 642 extremeños disfruten de este viaje. "El programa permite que los alumnos estén inmersos en la cultura y la sociedad americanas reales, por eso suelen ir a ciudades pequeñas", explicó el director general de la empresa She Herencia, Jesús Sanz, que es la encargada del desarrollo de la iniciativa.

Los chicos viven con familias americanas y acuden a clase en colegios de las ciudades en las que permanecen. Beatriz Javato estuvo en un pueblecito de Boston. Una de las cosas que le impresión fue que los los estudiantes "rezan a la bandera americana cada mañana con la mano en el pecho", relató. Su peor experiencia fue con la comida: "Comíamos todo el día pizza, perritos y patatas fritas, pero por lo demás, fue excelente".