Si tiene usted la costumbre de 'hacer bancos' a primero de mes, como muchos, se habrá encontrado con colas interminables en las oficinas de las cajas ¿extremeñas? y con que las gestiones ante el mostrador se alargan de manera irritante. Cuando comencé a trabajar, hace ya algunos años, lo primero que hice fue abrir una cuenta en una de nuestras cajas. Me gustaba llegar a la oficina, no tener que esperar demasiado y que te llamaran por tu nombre. Con el tiempo, mi mujer y yo abrimos cuentas en las dos cajas extremeñas porque nos atendían bien y por su labor social en la región.

Es cierto que remuneraban poco tu dinero pero todo se veía compensado por la afabilidad del trato y la seguridad que te daba tener tus escasos ahorros en entidades pequeñas pero fiables. La expansión de las oficinas por la ciudad tenía como consecuencia que podías resolver asuntos en poco tiempo. No sé qué pensará usted, pero yo creo que cuando alguna mente lúcida decidió poner las cajas extremeñas en manos de personas que no tenían ningún tipo de experiencia financiera ni de gestión bancaria, ni siquiera la preparación mínima necesaria para un reto de esa categoría, fue cuando comenzó el principio del final.

En realidad, si pudiéramos hacer un resumen sencillo del asunto podríamos decir que han tirado por la borda dos cajas pequeñas pero solventes en operaciones objetivamente fracasadas. Da la sensación de que lo único que ha salido bien ha sido el puesto reservado a los mismos que nos han llevado hasta ahí y, por supuesto, sus sueldos.

El caso es que hay gente empeñada en que no demos la vara con esto, pero han logrado meter el miedo en el cuerpo de muchas familias que veían su futuro con cierta solvencia y, de paso, nos han hecho la vida un poco más difícil a los clientes, que antes presumíamos de cajas regionales y ya no sabemos muy bien qué tenemos. ¿Pagará alguien por esto? ¿Seguirán algunos sindicatos tapando vergüenzas de determinados directivos en vez de defender a los asalariados? ¿Dará explicaciones de su nefasta gestión el que debe darla? ¿Nos enteraremos de cuánto han cobrado presidentes y acólitos? Tenga confianza; la justicia es lenta pero implacable.