Las guitarras del Festival del Oeste no se derriten y sonaron ayer con fuerza en la segunda jornada de conciertos. Lástima que la respuesta del público no fuese mayoritaria a pesar de la calidad del sonido y de las bandas que desfilaron durante toda la tarde por los tres escenarios instalados en el ferial. Para intentar atraer al público a la jornada de clausura de hoy, con Europe, Burning y Reincidentes como principales ganchos en el cartel, la organización pondrá a la venta entradas individuales a 40 euros para los 32 conciertos previstos.

Con buen ambiente y ganas de divertirse, los espectadores se atrevieron ayer de nuevo a olvidarse de las altas temperaturas, como ya ocurrió en el estreno del festival el pasado jueves, que transcurrió con absoluta normalidad según la policía y servicios sanitarios. A falta de datos de afluencia por parte de la organización, el público aumentó ligeramente con respecto a la primera jornada, aunque lejos de la apuesta por un certamen con 83 bandas en tres días. A pesar de ello, las carpas gigantes instaladas en el ferial y el hípico ayudaron a que los espectadores pudieran resguardarse del sol hasta que empezó a dar un respiro pasadas las ocho de la tarde.

Para esa hora grupos como Savia, Hora Zulú o Estirpe habían demostrado que el rock y el heavy siguen arrastrando fieles allá donde van. Con Sobredosis fuera del cartel a primera hora, el festival tuvo que reajustar el horario de los extremeños Xöia Mai, que pasaron de tocar a mediodía a la hora de la caída del sol. Con la llegada de la noche esperaban Barón Rojo y Rata Blanca, dos de las bandas más esperadas. Aunque se planteó la posibilidad de que la mítica banda española hubiera reunido a sus cuatro componentes originales, al final no pudo llevarse a cabo, según confirmó la organización.

A LA SOMBRA Fuera de los escenarios, un recorrido por la zona de acampada volvía a evidenciar que los espectadores habían buscado la sombra para escapar del sol. El asfalto y las parcelas al raso del ferial aparecían casi desiertas, a diferencia de la arboleda cercana donde sí se agolpaban las tiendas de campaña.

El sonido contundente de Narco volvió a subir la temperatura sobre la arena del ferial al filo de las ocho de la tarde. Aún quedaba mucho cartel y mucha música por delante hasta las seis de la madrugada de hoy. El Festival del Oeste no paraba de sonar.