No hay fiesta vecinal que se precie sin una comilona en toda regla. Esta es la conclusión a la que deben haber llegado los directivos de los barrios cacereños, porque cada año son más lo que sacan la parrilla y los peroles para calentar la convivencia frente a un buen festín. Entre los veteranos ya se encuentra el tradicional cocido veraniego de San Francisco, que ayer batió su propio récord con 400 asistentes que se comieron absolutamente todo, y eso que estaban calculadas 500 raciones para que no faltaran. La nueva barriada de Cáceres el Viejo, que ahora celebra sus primeras fiestas, también se sumó ayer a estas bondades gastronómicas con dos paellas gigantescas para 200 personas.

Ni siquiera los más de 30 grados de calor disuadieron a los comensales de dar buena cuenta del cocido en San Francisco, "con sus 35 kilitos de garbanzos, sus 10 kilos de carne de ternera, dos gallinas, dos huesos de jamón, 10 kilos de morcilla, 10 de chorizo y seis horas de olla", detalló el presidente vecinal, Juan Burgos. La mano de los dos cocineros que se encargan cada año del cocido, Fernando Barroso e Isabel Gutiérrez, está alcanzando tanta fama que desde las nueve de la mañana llegan las familias con mesas y sillas para coger sitio en la plazoleta. "Es maravilloso, viene gente de toda la ciudad, este año casi 200 personas más. Aquí come todo el mundo y además agradecemos su asistencia", señaló el responsable vecinal.

En la plaza, los comensales se sentaban en grupos. "Estamos un montón de vecinos que nos conocemos desde niños", explicaba Ana, de 56 años, que acudió con sus nietos. Clemente y Cele también se llevaron a sus hijos, "que aquí comen garbanzos y en casa ni los miran". Les acompañaron numerosos concejales.

Un barrio que debuta

En Cáceres el Viejo el ambiente era similar: colas frente a la mesa de los tíquets de la paella, gratis para el socio y a solo un euro para el resto. "Estamos muy ilusionados, son las primeras fiestas y marchan estupendamente. El mercadillo de segunda mano ha salido genial, hasta he comprado un monitor de ordenador por 10 euros, y la noche del viernes fue redonda con humor, disco, karaoke... Hoy toca el arroz, con dos paelleras de 80 centímetros", explicaba a mediodía de ayer el presidente, Francisco Iglesias.

La degustación se celebró en la explanada de la piscina olímpica, donde los vecinos, muchos recién llegados al barrio, estrecharon lazos. "Tenemos 150 socios, pero hay unas 400 personas que suelen participan en los actos. Queremos que se nos unan, que conozcan nuestro trabajo, y que disfruten de días como éste", subrayó Iglesias.