Lo mismo que en cualquier gobierno de cualquier estado, la Iglesia católica también tiene su ministro de asuntos exteriores, en este caso se trata de Pietro Parolim, un obispo italiano que fue nombrado por el papa en octubre de 2013 Secretario de Estado de la Santa Sede.

Don Pietro ha estado presente en la cumbre del clima que se ha celebrado en Madrid, cumbre, según dicen, un poco, o bastante descafeinada porque no están presente los países que más contaminan: EEUU, Rusia, China o la India…y un ingenuo se preguntará, ¿por qué no están presentes? Ah, los misterios de todas estas cosas.

En su intervención, el representante vaticano ha hecho de embajador del papa mas ecologista de la historia «El Papa Francisco ha tomado el liderazgo mundial en la lucha por la ecología integral, y lo ha hecho escribiendo su “encíclica verde» (Laudato si) en la que plantea, incluso, la existencia del pecado ecológico, intentando incluir el mismo en los catecismos.

Cuando reflexiono sobre estos temas tengo la sensación de hablar de algo porque hay que hacerlo, porque muy pocos están dispuestos a aportar todo lo que pueden, y esto me parece una gran mentira, ya que los intereses fundamentales son otros que no pueden manifestarse abiertamente. Por eso el secretario de estado ha hecho un llamamiento a poner en marcha «acciones concretas, ante la urgencia de los problemas climáticos», lo primero cumplir con los compromisos que se asumieron en anteriores citas. Si los países que más tienen que hacer y que más tienen que cumplir, se autoexcluyen de dicha reunión, ya me diréis la confianza en el resultado de la misma.

El papa cuando habla de ecología siempre habla de ecología integral, refiriéndose a que el cuidado imprescindible del planeta, lleva consigo siempre la lucha a favor de los que más sufren esta falta de cuidado, que no son otros que los pobres.

La lógica, es una disciplina filosófica que intenta darnos pistas para que nuestros razonamientos sean lo coherentes que tienen que ser y ayudarnos a no auto engañarnos con planteamiento falaces. Nuestras autoridades intentan convencernos de la utilidad de los coches eléctricos porque son menos contaminantes, y por otro lado, no hay un rechazo contundente a una mina para extraer el mineral que hará caminar a esos coches, pero que contaminará enormemente el entorno donde se piensa poner en marcha.

Un poquito de «por favor», como diría el otro.