Por vez primera en la historia reciente de Cáceres un barrio de la ciudad ha anunciado que se independizará del ayuntamiento de la capital. La Cañada, barriada de reciente creación situada entre el poblado minero y la carretera de Badajoz, ha iniciado los trámites a través de su dirigente vecinal, Vicente Pozas, para convertirse en entidad local menor ante "el abandono y dejadez" al que asegura que les ha sometido el consistorio.

El colectivo cree que si la urbanización es una pedanía "nos veremos las caras y podremos criticarnos, ya que al búnker del ayuntamiento no se puede entrar", dice Pozas. Los accesos se han convertido en una de las reivindicaciones más importantes para los vecinos, que deben utilizar los arcenes de la carretera EX-100 o de la N-630 si quieren salir a pie de sus casas, con la peligrosidad que ello conlleva.

Pozas recuerda que algunos vecinos han hecho un agujero en uno de los extremos de la valla perimetral que rodea la barriada con el fin de evitar la carretera. Si salen por ahí comunican directamente con la cañada real y con la antigua piscina de La Cañada, atraviesan las vías del tren o el campo hacia las traseras del concesionario de Citroen.

LA SEÑALIZACION Pero, además, se refieren a otros detalles más simbólicos, pero no menos importantes, como que el cartel de salida de Cáceres (fin de zona urbana) está antes de llegar a la urbanización, igual que el de fin de tarifa de taxis: "Si te quieren cobrar el suplemento, te lo cobran", asevera el dirigente.

Los vecinos recuerdan que desde que se entregó el barrio hace dos años, ningún representante del ayuntamiento ha pasado por allí. Añaden que la zona dispone de un edificio destinado a uso vecinal, con zonas para gimnasio, que no ha llegado a abrirse al público. Lo mismo ocurre con la guardería. "No están abiertos y no tenemos ni idea de por qué se produce esta situación".

Advierten de que el alumbrado público "está echo polvo y no va nadie a revisarlo" y que existen zonas infantiles con columpios de hierro que no están homologados. Aunque los servicios de jardinería y recogida de basura funcionan, los vecinos creen que deben tener las mismas ventajas que el resto de barrios.

Y se preguntan: "¿A qué se debe la desidia, hay ciudadanos del centro y de las barriadas?". Y culminan: "Nosotros no queremos dinero para verbenas ni para migas. Sólo pedimos un poco de atención para un barrio joven; bastante tenemos con las calidades que se permitieron en casas y calles, para que el abandono termine de estropearlo todo".