Las Navidades siempre fueron una época triste en casa del maestro Angel Canales, uno los cinco hijos que tuvo Antonio Canales (1885-1937), el primer alcalde socialista que tuvo Cáceres entre 1931 y 1934 y de febrero a julio del 36, fusilado el 25 de diciembre de 1937 junto a otros republicanos en los paredones del cementerio. La crudeza de aquella historia ha seguido viva en la mente y el corazón de sus nietos, repartidos ahora entre Badajoz, Canarias y Madrid, que mañana a las 12 horas en la cárcel vieja de Pinilla, podrán ver cómo la Agrupación Local del PSOE en Cáceres rinde tributo a Canales y a los 200 ciudadanos anónimos que fueron represaliados.

"Lo que le hicieron a mi abuelo fue una auténtica canallada", afirma Angel Canales Gallarosa, geólogo de 56 años que reside en Badajoz, al recordar la fatídica fecha --el día de Navidad-- que eligieron los militares para matar a su abuelo. "Elegir precisamente ese día... Las Navidades siempre han sido una época terrible cuando vivía mi padre", añade a título personal y sin ejercer como portavoz familiar uno de los diez nietos del alcalde.

Pero el paso del tiempo no ha borrado la memoria de su abuelo al que el historiador Fernando Ayala reconoce su aportación a la intrahistoria de la ciudad como un político querido por todos, de izquierdas o de derechas: "Fue respetado por todos. Solo hay que echar un vistazo a los archivos para comprobar el respeto que los conservadores tenían a su figura". Responsable del área de Memoria Histórica en el PSOE de Extremadura y autor de libros sobre la figura de Antonio Canales y políticos de aquella época, Ayala recuerda que, dentro de las diferentes tendencias ideológicas del PSOE, perteneció a la facción "moderada de Prieto y Besteiro. Era un santón, como se decía entonces, y tenía sus diferencias con compañeros".

Nuevas infraestructuras

Durante su mandato se construyeron obras emblemáticas de la capital cacereña que han permanecido hasta nuestros días como la avenida de la Montaña o la cárcel vieja de Héroes de Baler. El mundo sufría entonces el crack del 29 y Canales apostó por levantar infraestructuras para paliar el paro que asolaba la ciudad.

A la gestión política también se unió su devoción por la Virgen de la Montaña a la que dedicó su último "viva" antes de ser fusilado. Angel Canales recuerda cómo su abuelo se había marcado como objetivos que sus hijos tuvieran "una carrera, aprendieran a tocar un instrumento y a tener un oficio". También, cómo, cuando recorría las panaderías, obligaba a llevar a las Hermanitas de las Pobres el pan que no daba el peso.

Para Víctor Valle, secretario de organización de la agrupación local, la figura de Antonio Canales también ha servido de referente para generaciones posteriores de la política municipal. "Siempre procuró hacer el bien, sin distinción de ideas", destaca, poniendo como ejemplo la cárcel que mandó construir en la carretera de Torrejón --hoy en Pinilla-- para que los presos tuvieran mejores condiciones de vida que la que estaba en la calle Nidos. Tras ser detenido por integrar un supuesto complot junto al dirigente comunista Máximo Calvo, Canales dio con sus huesos en una de sus celdas.

La imagen de Antonio Canales se ha mantenido viva en el domicilio de su nieto Angel. Sus dos hijos ya saben quién fue su abuelo porque han leído el libro Fusilamiento en Navidad , de Manuel Veiga, en el que el expresidente de la diputación y la Asamblea narra aquellos trágicos hechos. El mayor, de 17 años, va a estudiar Historia. Siempre sabrá que su bisabuelo hizo historia con su muerte.