La torre, de estilo gótico, se cedió en 1764 con una excepción: volvería al consistorio si hay guerra, salvedad a la que se refirió Cancho para ironizar que ante la falta de acuerdo "queda declarar por la mañana la guerra a Casar, recuperar la torre, y hacer las paces al mediodía".

Preguntado por los plazos para abrir las torres, Cancho llegó a cuestionar la agilidad de los técnicos en resolver expedientes, "aquí sabeís que no nos caracterizamos por una agilidad de vértigo, y esto que se tome por parte de quién quiera y cómo quiera", apuntó el edil.