Como no solamente de sexo vive el hombre, para algunas generaciones españolas hay también otra clase de canciones que han conformado su vida. Por ejemplo ´Perdona a tu pueblo Señor´, que hay que ver lo que se repetía en Semana Santa y la impresión que causaba, pues hablaba de un Señor al que se le pedía que no estuviera "eternamente enojado". O ´De rodillas Señor ante el Sagrario´, cuya letra creo recordar que la escribió Pemán con motivo del Congreso Eucarístico. Y ´Vamos niños al Sagrario´. Tampoco estaba mal aquella que decía: ´Fuera, fuera protestantes, fuera, fuera de nuestra nación´. Eso en castellano, porque en latín reinaban el ´Kyrie´, el ´Dies irae´ y el ´Cristus vincit´. En Cáceres, ya se sabe, el primer puesto lo ocupa la Salve de la Montaña, la Virgen bendita que vela por sus hijos desde su ermita. Pero el verdadero espíritu del españolito necesitaba unir la religión con la patria y nada como ´el Cara al sol´, ´Montañas nevadas´ y ´Gibraltar´, aunque la que más nos gustaba era ´Un flecha en un campamento´. Hasta al Himno Nacional se le puso letra, fascista naturalmente. Eran tiempos en los que los niños se iban a dormir a una cama que tenía cuatro esquinitas con cuatro angelitos. Ahora tienen Ipod y MP3.