La ermita de la Consolación o las Candelas data del siglo XIV y fue restaurada en 1957. Muchos vecinos la recuerdan derruida, los mismos que ayer volvieron a llenar la mesa de ofrendas con deliciosos bizcochos de naranja, pestiños rebosantes de miel, tartas borrachas y roscas caseras. Tampoco faltaron los coquillos aportados por las clarisas. La fiesta de las Candelas celebra desde ayer una nueva edición a cargo de los feligreses de la parroquia de San Mateo y las familias del entorno, que han querido mantener viva esta tradición desde que se recuperó el recoleto templo situado junto al recinto intramuros. Es el inicio de un fin de semana romero que continuará mañana con San Blas.

Los actos arrancaron ayer con una eucaristía a las cinco de la tarde. Posteriormente dio comienzo la puja de la mesa de ofrendas comandada con el desparpajo de voluntarias como Maruja Arroyo, Siri Caso y Marisa Rosado, que se encargaron de dar salida a todos los productos cuyos beneficios se dedicarán a las labores asistenciales. Tampoco faltó el rastrillo de Cáritas, con prendas elaboradas por una decena de voluntarias cada martes en la casa parroquial.

Hoy tendrá lugar la procesión de la Virgen de las Candelas a las 17.00 horas desde la ermita, tras la bendición de las velas. Discurrirá por Torremochada, plaza de Santa Clara y Ancha hasta San Mateo, donde se celebrará una eucaristía. Posteriormente se iniciará el regreso por Ancha, Santa Clara y Consolación hasta la ermita. Cuentan que si la vela vuelve encendida, es señal de buen presagio.