La Universidad Laboral se transformó ayer en un escaparate de proyectos científicos a pequeña escala ideados por cerca de 400 alumnos de enseñanza secundaria de nueve provincias españolas, además de otros procedentes de Suecia, Colombia y Perú. En total, 46 centros educativos participan hasta hoy en la décima edición de la Reunión Científica que organiza anualmente el instituto cacereño ubicado en la avenida de la Universidad y en la que se presentan trabajos en ocasiones sorprendentes realizados por los propios alumnos.

Entre ellos, en una exposición repartida entre el zaguán y el porche acristalado de la Universidad Laboral, puede descubrirse cómo hacer papel con hojas secas de plátano, averiguar el clima de una comarca extremeña a través del tronco de los árboles o recrear a menor tamaño un trabuchet, un instrumento de defensa utilizado en el siglo XII. Todas las investigaciones son fruto del trabajo en equipo de los alumnos que ayer explicaban mediante paneles didácticos el contenido de sus proyectos.

Pero estos jóvenes investigadores también abordan temas tan actuales como la vigorexia y la anorexia, la genética humana o el calentamiento de la atmósfera en una demostración de su interés por ahondar en el mundo que les rodea.

José Manuel Rivero, profesor de la Universidad Laboral y coordinador de la convocatoria, destacó que los alumnos de los centros participantes tratan de "simular un congreso científico", a los que alabó por los trabajos presentados, que también se incluyen en una revista científica. En total, calculó que en las diez reuniones celebradas hasta ahora se han podido presentar más de un millar de investigaciones sobre diversos temas.

Además, son los propios estudiantes de la Universidad Laboral los encargados de organizar la reunión como si de un congreso profesional se tratara. "Para los alumnos supone una forma de autoestima y, ocasionalmente, hay alguna investigación relevante", subrayó.

Ejemplo de investigación

Prueba de ello, son algunas curiosidades como el anemómetro casero ideado por los alumnos del instituto Sierra de Montánchez para medir la velocidad del viento. El objeto de la investigación va más allá: conocer si es rentable la instalación de aerogeneradores en su comarca y la ubicación idónea. Con un tacómetro, una veleta e internet han deducido que éstos deberían estar orientados en dirección oeste. Ninguno de los jóvenes supera los 16 años, ejemplos de la cantera de investigadores para el futuro que se dan cita en la Universidad Laboral.