Es la segunda reunión en menos de dos semanas con las Capellanías como asunto a tratar por el gobierno local. Si el pasado 22 de julio se habló del presente, de la regulación del tráfico y del mal estado de los acerados y del asfaltado, ayer también se conversó de un futuro con una terminal ferroviaria de mercancías. La asociación de industriales del polígono, que es el principal centro empresarial de la ciudad, la quiere. «No ahora, sino de cara al futuro», resumió el gerente de Apilca, Francisco González.

En el polígono de Capellanías hay sobre todo pequeñas y medianas empresas, no hay grandes industrias, pero el planteamiento de la asociación es que la falta de una infraestructura para dar salida a las mercancías no impida la instalación de grandes empresas. «Nos trasladan, una vez más, la necesidad de tener un nodo logístico y compartimos esa necesidad», detalló ayer el alcalde, Luis Salaya, a la salida de la reunión con la nueva junta directiva de Apilca, la asociación del polígono empresarial.

Ayer no fue la primera vez que se habló de nodo logístico, este asunto ya se abordó en la anterior legislatura, también en reuniones entre el gobierno local y la asociación de empresarios. Entonces, el administrador de infraestructuras ferroviarias (Adif) ya recordó que la construcción de un apeadero o terminal para mercancías se decidirá en base a estudios de «funcionalidad de la infraestructura» y de un análisis de la demanda que haya por parte de las empresas. Desde Apilca se mostró ayer su disposición a realizar ese estudio de viabilidad.

Ayer se habló de nodo logístico o terminal para mercancías cuando aún no se ha hecho pública la decisión sobre la adjudicación de las obras para la remodelación de la estación de Cáceres. La resolución de este concurso sigue sin conocerse, al menos no se ha hecho público el resultado por parte de Adif, cuando se convocó en la misma fecha que el de la estación de Badajoz, licitación cuya adjudicación se anunció hace un mes (es un concurso conjunto para las terminales de pasajeros de Mérida y Badajoz que se resolvió a favor de las empresas Estel Ingeniería y Obras y Lantania). Al procedimiento de Cáceres, una licitación conjunta con la remodelación de la estación de Plasencia, se presentaron medio centenar de empresas. La reforma de la estación se proyecta en Cáceres sobre un edificio que el plan general de urbanismo mete en su catálogo de bienes protegidos.

IGUAL QUE EN OTRAS CIUDADES / González explicó tras la reunión de la junta directiva de Apilca con Luis Salaya y miembros de su equipo que lo que se está pidiendo para Cáceres es lo mismo que ya está concedido para otras ciudades extremeñas con terminales de mercancías proyectadas en Badajoz, dentro de la plataforma logística del suroeste europeo, y en Mérida y Navalmoral de la Mata, en estas dos últimas ciudades como parte de las iniciativas Expacio Mérida (parque de desarrollo industrial sur) y Expacio Navalmoral (parque de desarrollo industrial norte).

En la reunión de ayer se habló del terreno, de las posibilidades que tiene el ayuntamiento de poner a disposición el suelo suficiente para la ejecución de la terminal en Capellanías, y de seguir hablado en una próxima reunión para «delimitar la actuación» de cada parte y si los empresarios tienen que elaborar un plan de viabilidad de la terminal de mercancías, comentó González.

Desde Adif se precisó el pasado mes de abril, días después de que el pleno de la corporación local aprobase una moción para demandar la construcción de una terminal de mercancías en el polígono, que en su planificación de la línea de alta velocidad Madrid-Extremadura no está prevista la ejecución de un apeadero de mercancías en las Capellanías. Según detalló entonces el administrador, la línea se está ejecutando con los parámetros necesarios tanto de trenes de pasajeros como de mercancías, añadiendo que la construcción o no de un apeadero junto al polígono cacereño dependerá de la capacidad de demanda de las empresas.

AMPLIACIÓN DEL POLÍGONO / De otro asunto del que se habló tras la reunión de ayer, y a preguntas de los medios de información, fue de la ampliación del polígono. «Antes de la ampliación hay que mejorar el actual polígono», contestó Salaya. «No es prioritario», añadió González, que recordó que la propiedad del terreno es privada. La ampliación del polígono, con 87 hectáreas al norte del recinto actual, está prevista en el plan general de urbanismo desde 1999; el programa de ejecución para el desarrollo de una de las dos parte en las que se dividió se aprobó en 2004, pero aún no se ha desarrollado esta actuación. Y no es el único terreno que se reserva en la planificación urbanística de la ciudad para extender el polígono. En el plan de urbanismo de 2010 aparecen hasta tres nuevos sectores, de 24, 161 y 130 hectáreas, para dotar de más suelo al polígono. Son todas planificaciones a muy largo plazo.

A corto plazo, y de necesidades más inmediatas, ayer se volvieron a abordar «las demandas típicas» que tiene el polígono empresarial como «limpieza y control del tráfico», además de un «proyecto integral de remodelación» del que se habló en la pasada legislatura, según precisó González. Hay «cosas fundamentales» a atender como «el estado del asfaltado, del acerado y del cableado», apuntó Salaya. Otra reivindicación es la creación de un acerado junto a la carretera de Salamanca que permita conectar el casco urbano con el polígono.

«No podemos garantizar arreglarlo todo hoy, pero sí podemos garantizar que desde hoy mismo mejore la atención al polígono», precisó el regidor, que la semana anterior escuchó quejas similares sobre el estado de Capellanías de boca de Jean Luc Wisniewski, director de Hutchinson-Catelsa, con quien Salaya se reunió el día 22.

En las Capellanías hay unas 280 empresas, en su mayoría son pymes. El pasado año se tramitó una modificación del plan general de urbanismo para posibilitar la instalación de empresas en superficies inferiores a los 500 metros cuadrados. «Es poco tiempo para ver el efecto de este cambio normativo», detalló ayer el gerente de Apilca. Antes de esta modificación en el plan general, una cuarta parte de las naves del polígono empresarial estaban desocupadas.