La nueva etapa de la sala Capitol no ha podido empezar de peor manera. La sala que tenía previsto reanudar su actividad después de que la compañía teatral Maltravieso abandonara la gestión un año después tendrá que esperar a abrir sus puertas y según prevé uno de los socios, si no se soluciona la situación, no habrá programación «hasta después del verano».

El ayuntamiento no permitió la celebración de la fiesta de inauguración que tenían prevista para el pasado viernes porque según fuentes municipales, el espacio carece de licencia para organizar conciertos y para dispensar bebidas alcohólicas y comida. Esta situación ha obligado a paralizar la programación que los responsables tenían prevista. «Nos han tirado el trabajo de meses», lamentó uno de los promotores.

Cabe recordar que durante la anterior etapa si se celebraron conciertos y en cada pase se suministaron bebidas con alcohol y comida. Según apuntó ayer el portavoz del Gobierno, Rafael Mateos, el problema se ha producido cuando los nuevos gestores han solicitado a la Junta una ampliación del horario de cierre del local. «Se ha dejado al descubierto que el local no tiene licencia para los eventos que estaban previstos», sostuvo ayer Mateos.

El portavoz anotó que en 2004 se produjo un cambio en la norma para celebrar conciertos pero sin que «lleve aparejada la retirada de las butacas ni la venta o dispensación de bebidas alcohólicas». En ese sentido, Mateos instó a los nuevos empresarios que inicien los trámites para la modificación de los usos y de las licencias de actividad. «Eso tendrán que plantearlo ellos y luego estudiarlo los servicios jurídicos municipales», anotó.

Por otro lado, el portavoz del ayuntamiento también se pronunció sobre la reunión que mantuvo la alcaldesa Elena Nevado con los hosteleros y aseguró que los locales de ocio nocturno de la ciudad cumplen actualmente con los horarios y los niveles de ruido. «Este tema nos preocupa mucho y hemos luchado por garantizar la convivencia» e insistió en que «a los hosteleros también les preocupa el tema de la contaminación acústica, que ha mejorado mucho en los últimos meses». «Que los hosteleros cumplan con la normativa de puertas cerradas y niveles de ruido aceptables redunda en beneficio de la ciudad. Hemos luchado mucho por buscar un equilibro entre el ocio y el descanso», concluyó.