La profesora les pone en situación: "el día de nochebuena, estáis en casa con los abuelos, los tíos, los primos y delante de una mesa muy chula, ¿cómo os sentís?". La respuesta de los niños llega en forma de una paleta levantada, con una cara sonriente pintada de verde. Y continúa ella: "y cuando mamá nos riñe porque estamos hablando muy alto mientras jugamos con los primos, ¿cómo estoy?". La respuesta llega esta vez en forma de cara con el gesto triste y pintada de rojo. La traducción de una y otra es "estoy contento o triste" y la actividad forma parte del programa de inteligencia emocional que ha iniciado el colegio Prácticas en las 6 unidades de Infantil.

"Las emociones han sido las grandes olvidadas", dice Rosalía Martín, orientadora del centro y coordinadora del proyecto. "Tradicionalmente se ha prestado mucha atención a lo cognitivo, las matemáticas, el lenguaje, que --matiza-- son importantes, pero también lo son las emociones y --añade-- nadie nos ha ensañado a controlarlas, a expresar cómo me siento o a desarrollar emociones positivas en situaciones difíciles". La coordinadora se refiere a varios estudios que relacionan el desarrollo de las emociones con la salud "e incluso con la longevidad", y destaca que el desarrollo de emociones como "el optimismo o la autoestima", nos permiten afrontar mejor los retos.

Padres y profesores

¿Y qué es la inteligencia emocional? Esta terminología fue popularizada por el psicólogo estadounidense Daniel Goleman en los años 90 y se refiere a la capacidad para reconocer y aprender a manejar sentimientos propios y ajenos. "El fue el primero en señalar que el éxito profesional y social no está tan relacionado con un buen expediente académico como con las habilidades sociales, y es algo que las empresas valoran cada vez más", dice.

El desarrollo del programa en el colegio se ha estructurado en tres bloques de los que desde septiembre han comenzado a trabajar en el aula el primero: reconocer las propias emociones. Antes de hacerlo, los profesores se formaron y ahora mantienen reuniones periódicas con la orientadora, para avanzar en los contenidos. Todas las aulas de Infantil han habilitado un espacio denominado el rincón de las emociones , que los niños identifican como espacio para trabajar sus sentimientos. Durante el resto del curso, trabajarán los dos bloques restantes: el reconocimiento de emociones en el otro (la empatía) y el control emocional.

El trabajo en el aula parte de cuentos en los que se busca que el niño indague en sus sentimientos y que luego los exprese mediante el dibujo. Además los profesores aprovechan situaciones o conflictos en el aula para profundizar en estas cuestiones. "Los niños ya son capaces de decir que están contentos o no por algo", explica Rosalía Martín sobre los avances. Ahora trabajan las emociones básicas --alegría, tristeza, enfado o sorpresa-- pero en niveles superiores trabajarán con emociones más complejas, como los celos. "Ellos reconocen perfectamente esas emociones, saben cuándo han enfadado a la profesora", explica la coordinadora. Lo que las proporciona este proyecto son las herramientas para afrontar la situación y, por ejemplo, pedir perdón.

Durante el primer trimestre el trabajo se ha desarrollado en el aula y a partir de enero se incorporarán los padres, con los que se llevarán a cabo charlas "por un lado para formarles y por otro para que haya una continuidad en casa del trabajo en el aula", concreta Martín, que recuerda que los niños aprenden "por imitación"; de ahí la importancia de que los padres se impliquen. También los profesores perfeccionarán su formación sobre las emociones.

"Las investigaciones dicen que el desarrollo de competencias emocionales ayudan al bienestar", dice Rosalía Martín, que destaca que la educación en las emociones es "la clave y un reto de la educación del siglo XXI". Por eso aunque este año han comenzado con los cursos de Infantil, en los sucesivos pretenden que se implante en las unidades de Primaria del centro escolar y que el programa se amplíe trabajando conceptos como la automotivación: "aprender a motivarnos por nosotros mismos, por el afán por el conocimiento, por la tarea bien hecha", detalla la orientadora. A su juicio "muchos problemas de convivencia en los centros de Secundaria se podrían prevenir con una adecuada educación emocional".

Por eso también desde la Consejería de Educación promueven la creación de una red de escuelas en inteligencia emocional --a la que se incorporarán 29 centros de la región--, en el que se formará a los profesores de los centros que participen para trabajar el desarrollo de las emociones.