La Cárcel Vieja comenzó a construirse el 26 de febrero de 1934 sobre unos terrenos comprados por el ayuntamiento junto al camino viejo de Monroy a cambio de 4.500 pesetas. Fue un hito en la época por las características arquitectónicas del recinto, siguiendo las tendencias de la II República, y por el avance social que supuso sacar a los presos de la mísera y hacinada prisión de la Audiencia para llevarlos a otra con agua y luz. El edificio es por tanto historia, y de hecho está protegido, pero desde el traslado de los últimos reclusos a la nueva cárcel en el 2000, y su cierre completo en 2009, el inmueble se deteriora a ojos de la ciudad sin ningún proyecto, incluso el traspaso del Ministerio del Interior al Ayuntamiento de Cáceres está paralizado.

¿Cuál será del futuro de la Cárcel Vieja? Nadie sabe el destino de esta mole de 12.000 metros cuadrados, aunque no han faltado propuestas en firme culturales y sociales. La crisis ha barrido cualquier iniciativa. El Ministerio del Interior sigue siendo el propietario, los trámites de cesión a la ciudad anunciados en 2010 no parecen haber llegado a ningún punto "y mientras tanto el ayuntamiento no puede hacer nada al respecto", explica el gabinete de comunicación del consistorio. "Ahora mismo no hay ningún proyecto previsto, y en la situación económica actual este ayuntamiento no puede hacerse cargo de la gestión de un edificio que necesitaría una inversión muy importante", subraya el citado gabinete en respuesta a EL PERIODICO.

Queda claro que, de momento, la Cárcel Vieja tendrá que esperar. A nadie se le escapa el desembolso millonario que supondría introducir cualquier uso, porque el recinto tiene hasta seis edificios dentro de sus muros. Pero ya da muestras evidentes de abandono y apenas han pasado unos años. Hay cristales rotos, persianas desvencijadas, pintadas en las paredes... Los muros están deslucidos, algún tejado comienza a verse deteriorado y la maleza cubre los patios.

Los vecinos afirman que se ha visto gente en la puerta, incluso ropa tendida en el interior, aunque este diario no ha podido confirmar si ha llegado a estar ocupado en algún momento. Pero sí se han producido robos de escasas envergadura. En 2011 entraron tres individuos por una ventana y lograron llevarse un curioso botín: medio centenar de palos de cepillo, tres escobillas de wc, escurrideras de fregona y un par de herramientas. El Juzgado de lo Penal les impuso ocho meses de prisión.

Gestiones desde 1932

La instauración de la Real Audiencia en Cáceres obligó a crear una cárcel en 1791 que se hizo justo a su lado, en la calle Nidos, en el entorno del Hospital de la Piedad, con entrada por el estrecho y frío callejón de San Benito. Hoy está cerrado por una valla, pero puede verse en toda su longitud. Si aquello era la entrada, uno imagina cómo serían las celdas... El propio León Leal relata en sus crónicas que a estas dependencias les llamaban "galeras", sin luz ni ventilación. Anteriormente las cárceles habían estado donde se sitúa hoy el convento de Santo Domingo, y más tarde se creó otra en el Foro de los Balbos, junto a la torre de la Hierba, que perduró hasta el XIX.

En los pasados años 30, la precaria situación de la prisión de la Audiencia era ya motivo de preocupación, sin condiciones de habitabilidad, insalubre, hacinada... "Así lo entendió Antonio Canales, que desde 1932 comenzó las negociaciones con Instituciones Penitenciarias, en Madrid, para construir en Cáceres una cárcel digna", explica Fernando Jiménez Berrocal, responsable del Archivo Histórico Municipal y Cronista Oficial de Cáceres. Canales ya era diputado a Cortes y no cejó en este empeño junto con otros cacereños destacados. El proyecto se aprobó y él mismo lo seguiría ya como alcalde de la ciudad.

El ayuntamiento compró 10.000 metros de terreno a un vecino de la ciudad, Carlos Iglesias Caldito, y recaudó fondos de otros municipios para hacer posible la construcción de la primera prisión provincial. "La obra comenzó en 1934 y se concibió como un edificio higiénico, ventilado, sin oscuridad ni humedades, con agua corriente y luz eléctrica, lo que supuso un importante cambio en las condiciones de vida de la población carcelaria", explica Jiménez Berrocal.

La prisión estaba entonces a las afueras de todo, en el kilómetro 2 de la carretera de Torrejón el Rubio. No había ningún edifi-