Ocurrió en el mes de septiembre del 2017. El acusado, sin antecedentes penales, planeó con varias personas atracar un establecimiento abierto al público en la capital cacereña a punta de navaja. Se trataba de una banda organizada a la que pertenecían al menos tres personas, pero solo fue posible identificar a una de ellas.

El acusado puso a disposición del plan el vehículo que utilizaba habitualmente y que estaba puesto a nombre de su madre. La idea era acceder al interior del local, conseguir el dinero que hubiera en metálico y salir huyendo en el coche para evitar ser detenidos. Y así lo hicieron. Se repartieron las tareas. Dos de ellos se quedarían en el coche vigilando y otro accedería al interior del local para perpetrar el robo. Decidieron además taparse sus caras con pasamontañas y medias para evitar ser identificados.

El acusado entró en el negocio, una tienda de animales situada en Mejostilla, con la cara completamente tapada y empuñando un cuchillo de medianas dimensiones. En el interior de la tienda había al menos cuatro personas. Se acercó a la zona de la caja y se dirigió a la empleada a la que gritó que le entregara la recaudación: «Dame todo el dinero que tienes en la caja», le dijo exactamente y recoge la sentencia. Ella le facilitó entonces la apertura de la caja registradora, de donde el acusado cogió 700 euros de la recaudación de aquel día (eran las seis de la tarde) más el cambio que hay habitualmente (unos 180 euros). A continuación huyó a toda prisa montándose en el automóvil que le estaba esperando en una rotonda cercana y en el que había al menos otras dos personas.

El Juzgado de lo Penal condena ahora al acusado (el resto de los implicados en este caso no han podido ser identificados) a la pena de cuatro años y medio de cárcel por un delito de robo con intimidación en establecimiento público, con el agravante de haber usado un instrumento peligroso. Además deberá indemnizar a la compañía de seguros que abonó el dinero robado a los propietarios de la tienda, con 880 euros, cantidad que se llevó de la caja registradora aquel día. La sentencia no es firme y contra ella cabe interponer recurso de apelación ante la Audiencia Provincial.