Castellanos se abre un día más al resto de la ciudad. Sus vecinos parten a sus lugares de trabajo y sus hijos, a los centros de enseñanza, a prepararse para ser mayores. Quizás uno de ellos, o sus padres, o los abuelos que vivan allí, necesite visitar al médico y tendrá que desplazarse al centro de salud de referencia. No sabemos si unos y otros llegarán a tiempo, sobre todo aquellos que siguen confiando en el autobús urbano. Quizá tengan suerte y no se vuelva a estropear. Porque los autobuses que pasan por Castellanos siguen teniendo problemas. Los amantes de los deportes, a pesar de que la asociación de vecinos tiene en marcha varios equipos, busca otros lugares donde las instalaciones estén conservadas y el hacer deporte o, simplemente, ejercicio físico, no sea arriesgado. Donde no haya grietas en el suelo y puedan correr, donde las canastas no estén sueltas y se puedan colgar. Donde no sea arriesgado encender o apagar las luces, porque el cuadro sea seguro y esté colocado en un lugar donde los más pequeños no tengan acceso. Porque las pistas deportivas de Castellanos no son seguras ni están cuidadas, a pesar de la gran cantidad de vecinos de toda la ciudad que las utilizan.

Y cuando llegue el buen tiempo, los vecinos de Castellanos tendrán que buscar un lugar para practicar deportes propios de la época y refrescarse. Tendrán que buscar una piscina que, desde el Parque del Príncipe a la del cámping, les dé cabida a ellos y a los vecinos del resto de barrios colindantes. Porque Castellanos sigue reivindicando un lugar de ocio en su barrio (piscinas y pistas) para disfrute de toda la ciudad. Por lo demás, Castellanos está vivo y situado geográficamente para dar la bienvenida y despedida de la ciudad, a los que utilizan la N-630.