El Programa de Exclusión Social de Cáritas Diocesana en Cáceres atendió en el 2002 a 528 personas, y desde enero ya ha acogido a más de 150. Está dirigido a personas que carecen de familia, trabajo u hogar, los llamados sintecho, y a toxicómanos o exreclusos. Destaca el aumento de la acogida a enfermos mentales, a transeúntes sin recursos económicos, en general, personas rechazadas socialmente que se sienten fracasadas. Acuden a estos centros por su incapacidad para afrontar los problemas.

En los últimos años, el programa también ha atendido a inmigrantes, pero según explica Jesús Moreno, responsable del centro de acogida, "son bastantes organizados, se instalan en viviendas de conocidos y acuden al centro para recibir ayuda en la gestión de sus papeles y asesoramiento".

UNA NUEVA VIDA

El programa se desarrolla en el centro Vida, junto a la estación de tren. Allí se recuperan hábitos sociales y se tratan las drogodependencias, con el objetivo de conseguir la inserción laboral y social. El centro tiene capacidad para 20 personas. Su objetivo principal es motivar al acogido para que cambie su estilo de vida, con el fin de lograr que se integre en el devenir comunitario del centro. Los beneficiarios reciben alojamiento y colaboran en las actividades de Vida, recibiendo a su vez una orientación laboral. También acuden a talleres de empleo, donde se forman y obtienen su contraprestación.

Además, Cáritas pone a disposición de los transeúntes el centro de día El Encuentro, lugar destinado a la convivencia en el que se ofrece comida, limpieza de ropa y posibilidad de ver la televisión. Ubicado en San Antón, cada día es visitado por unas doce personas. En cinco meses se han ofrecido algo más de mil meriendas.

El Programa de Exclusión Social está financiado por la Junta, el ayuntamiento, el Ministerio de Asuntos Sociales y Cáritas Diocesana. El consistorio cacereño firmó hace diez años un convenio con esta entidad para asistir a aquellas personas necesitadas.