Con la melena al viento recibe Carlos Sadness a EL PERIODICO EXTREMADURA. Es aire. Es buen humor. Con esa gracilidad musical que le caracteriza, sortea géneros, desfila entre la delgada línea del pop declamado con su nuevo trabajo La idea salvaje (Sony music, 2015). El joven de ritmos agradecidos y sutileza poética llega a la capital cacereña en dos semanas y se sube a las tablas del SonoraCC para regalar acordes y contagiar al público con su ambiente risueño y complacido. Los abonos anticipados están a la venta en la web oficial del festival cacereño y en Ticketbell por 35 euros y las entradas por días están disponibles por 27 euros.

--En más de una ocasión ha dicho que solo explicará porqué se llama Sadness cuando se corte el pelo, ¿eso sucederá alguna vez?

--Es una broma que hago siempre para evitar contar la anécdota. Claro que el pelo hay que cortárselo, cuando me canse me lo cortaré. Tampoco quiero que sea algo significativo. Al final uno tiene que estar por encima de cualquier cambio estético.

--¿Queda algo de Shinoflow en Sadness?

--Todos cambiamos en cierto sentido pero somos las mismas personas. Es cierto que acumulamos experiencias diferentes, pero la semilla de quién somos es la misma. Eso es algo que no puedo cambiar. Yo creo que hay mucha gente que me escuchaba hace años que encuentra en lo que hago ahora mucho de lo que había entonces. Luego si que es verdad que la forma y el tono ha cambiado significativamente. Entiendo que haya gente que escuchando un género, no quiera escuchar otro, son cosas que pasan. No me importaría cambiar cien veces de estilo si creo que el contenido es original para mí.

--¿Y por qué cree que la gente es tan reticente a romper esa barrera entre géneros?

--Etiquetar facilita mucho las cosas. Ayuda a situar lo que haces. Uno de los caminos más fáciles para saber si algo te gusta o no es mirar la etiqueta. A ciertas edades necesitas explicar quién eres y cómo eres a través de tus grupos, pero creo que la gente está mucho más abierta en los últimos años, ya no existen las generaciones marcadas de tribus urbanas. Las etiquetas siempre va a existir, la gente las reclama.

--De todas las canciones 'No vuelvas a Japón' es lo más oscuro del disco 'La idea salvaje', ¿a qué se debe tanta luz en el último trabajo?

--Las canciones son un reflejo de lo que hemos vivido en dos y tres años. El anterior disco me llevó a vivir de una manera luminosa, divertida, dinámica y eso se refleja en las letras. En un cuadro barroco están las luces y las sombras, aquí también y las canciones oscuras se vuelven aún más oscuras estando rodeadas de tanta luz. Creo que es un disco que tiene su equilibrio.

--En sus ilustraciones hace continuas referencias al mundo animal, ¿en qué animal preferiría reencarnarse?

--No creo en la reencarnación, pero si tuviera que hacerlo quizá sería un animal con alas para poder hacer eso que los seres humanos no podemos hacer que es volar.

--Hace poco lanzó una versión de un tema de Los Zombies, la mítica 'Groenlandia', ¿bucea mucho en los 80?

--Más que hacer un ejercicio de exploración, creo es un ejercicio de conectar. Escuchaba las cintas en mi casa por mis padres y forman parte de mi infancia y de mis canciones. Han estado muy presentes en mi vida y han formado parte de mi recorrido personal. Un día estaba tocando el tema de broma y pensé que tenía un espíritu muy parecido a la idea salvaje, y me pregunté por qué no vestirla y hacerla un poco mía.

--¿Qué más ideas salvajes guarda en el tintero?

--Lo que le queda a La idea salvaje es llegar a Méjico, cruzar un océano. Es la tarea pendiente que tengo que el disco.

--Esa mezcla de acústico electrónico parece estar diseñado para el verano, ¿en qué formato visita el escenario del festival SonoraCC?

--Vamos a hacer un concierto muy completo en el sentido en el que me acompañan muchos músicos y sonará algún tema acústico. Los festivales son territorio del baile y los ritmos, pero siempre hay espacio para tocar algún tema más íntimo o más sensible.