La decisión del comité federal del PSOE de no celebrar primarias en Cáceres y el nombre de Carmen Heras como candidata a alcaldesa publicado ayer por el diario El País han sido dos anuncios bien acogidos por la política cacereña que en esta entrevista habla de su gran reto: conquistar la alcaldía.

--Parece que en el caso de Cáceres no habrá primarias...

--Esto ya está muy claro. La ejecutiva regional dijo lo que tenía que decir. Hay una cláusula en nuestros estatutos que indica como en capitales de provincia mayores de 50.000 habitantes se pueden convocar primarias para elegir a los candidatos, salvo en aquellos lugares donde se estime lo contrario. Para poder encabezar un proyecto y realizar una actuación se buscan personas que puedan ser eficaces en la consecución de ese objetivo. En Cáceres, la dirección provincial y regional entendieron --basadas en una serie de sondeos, encuestas y en la propia apreciación de los ciudadanos-- que no hacían falta primarias.

--¿Qué significa para usted la decisión del partido?

--Siempre he estado a disposición del partido y si realmente el partido cree que soy la persona idónea en este momento para conseguir la alcaldía, por mí no ha de quedar.

--En la ejecutiva local hubo reservas a su elección...

-En Cáceres la situación es políticamente muy buena para nosotros y creo que tenemos que pelear democráticamente por quitarle la alcaldía al PP, porque realmente tenemos un proyecto para los ciudadanos y porque realmente creo que en 12 años el PP ya ha demostrado de lo que es capaz en la alcaldía. Yo me dedico a eso y no quiero entrar en ningún tipo de análisis sobre lo que se dice o se quiere dejar de decir. Sé que tengo la confianza de los dirigentes de mi partido en Extremadura y en Cáceres. Sé que tengo la confianza de mi partido a nivel nacional y sé que ahora mismo el momento político es muy interesante para nosotros. Creo que somos un partido serio y si gobernamos se va a notar en la ciudad. Sería una cartera nueva de relaciones, compromisos y actuaciones. Entraríamos un equipo de gente nueva, seria, formada, con capacidad de trabajo, con ganas de hacer cosas por y para Cáceres. Y creo que eso es lo que hay que mirar.

--¿Y cómo será ese equipo?

--Cuando termine el verano empezará la maquinaria del partido a nivel provincial, regional y nacional. De momento, todos tenemos un contrato hasta mayo del 2007 y es aún muy pronto para hablar de ello, pero lo que está claro es que tiene que ser un equipo para ganar, un equipo de gente que tenga ganas de trabajar, un equipo de gente que tenga conocimiento de la ciudad, que sean serios y rigurosos con los temas y, al mismo tiempo, cercanos con los ciudadanos.

--¿Cuál será su objetivo?

--Arrancar la alcaldía del dominio popular. Creemos que la gestión popular en Cáceres está agotada; lleva 12 años gobernando un equipo que llegó al poder en un momento muy malo para los socialistas y que se hizo cargo de una serie de obras y proyectos que ya estaban comprometidos y que ahora venden con tanta ligereza el alcalde o el señor Rumbo de la Montaña como colectores, saneamientos, parques... que eran fondos europeos que se comprometieron en época de gobierno socialista, pero que terminó o inauguró el PP. Han hecho una gestión iniciada por el PSOE y mucha vivienda, aunque esto último hay que reconocérselo al sector privado, que ha arriesgado su dinero y eso ha hecho que la ciudad se extienda. En todo caso, creo que ahora la ciudad no está al 100% de sus posibilidades y si llegase un nuevo equipo, Cáceres tiraría adelante mucho más deprisa.

--¿Y si no ganan las elecciones del 2007, pactarán?

--Es pronto para hablar de eso. En política hay que ser honrado con los ciudadanos. Todo se puede hablar, pero dentro de unas normas y con una integridad en lo fundamental.

--¿Saponi será el contrincante?

--Es su partido quien tiene que decidir si es un candidato idóneo para volver a revalidar por cuarta vez la mayoría. Me parece que Saponi ha cubierto su ciclo político, que es un hombre que ha hecho las cosas como mejor ha podido, pero creo que es un hombre agotado en lo personal y en lo político.