Estoy dolido". Esta fue la respuesta del propietario de la fábrica de cerámicas Waechtersbach, Alejandro Rodríguez Carmona, al ser preguntado ayer por su estado anímico tras los graves incidentes que se produjeron el viernes en las instalaciones de la empresa, cuando la crispación de los trabajadores llegó a tal punto que, tras los insultos, pitos y abucheos, llegaron a agredirle, a pesar de la protección policial. El empresario tuvo que salir a la carrera de la fábrica escoltado por las fuerzas de seguridad.

Carmona prefirió no entrar a valorar los incidentes, que, dijo, se valoran por sí mismos, "pues son los que son", aunque sí los calificó como "lamentables". El empresario --reacio a hacer declaraciones-- señaló que no deseaba añadir nada porque "no quiero echar más leña al fuego".

Preguntado por si emprenderá algún tipo de acción legal por los incidentes ocurridos, Carmona señaló que "todavía no lo he pensado".

El altercado se produjo el día en que la Waechterbasbach cerraba definitivamente sus puertas y los 88 trabajadores se veían obligados a irse a casa con permiso retribuido, con lo que continúan manteniendo una relación laboral con la empresa, y a la espera de que finalicen los contratos para cobrar las indemnizaciones y el paro.