En mi última crónica hacía mención a las circunstancias que rodearon la construcción de un edificio para la sede municipal cacereña, allá por los años 60 del siglo XIX. Si la decisión sobre una nueva casa consistorial había generado palmas y pitos por parte de la sociedad local, no había de ser menos la adquisición del solar donde definitivamente se habría de ubicar el nuevo ayuntamiento.

El solar en el que se fija el consistorio es la denominada "casa del corregimiento" un edifico que anteriormente fue de propiedad municipal, habiendo pasado a manos privadas por medio de una retroventa, en beneficio de la familia Muñoa Carlés, de la que había pasado, por herencia, a Santos Muñoa Carlés, un acomodado comerciante local que también fue Comandante de la Milicia Nacional y concejal del Ayuntamiento en 1855.

En el mes de enero del año 1861 el ayuntamiento, por su parte, ya había decidido que el nuevo solar debía ser el que ocupaban las casas de Muñoa, sin haber establecido ningún trato con su propietario, incluso se habían pedido los permisos pertinentes al Gobierno Civil para acometer la construcción del nuevo edificio. Las casas ocupaban un solar de 535 metros cuadrados en un lugar preferente de la Plaza Mayor, frente al paseo central. Enterado el propietario, su primera oferta es desorbitada para el consistorio al que Muñoa le pide 220.000 reales.

En una segunda comunicación, ante la negativa municipal a pagar ese precio, Muñoa se hace el remolón alegando que no tiene mucho interés en vender las casas por motivos sentimentales. Según sus palabras no quiere enajenar la casa "donde vi la primera luz del día y vivido en unión de mis amados padres y hermanos" para añadir a continuación que "al precio de afección no es posible llegar", estos gratos recuerdos sirven como preámbulo a una nueva propuesta de Muñoa, por la cual rebaja el precio hasta los 160.000 reales, siempre que el trato se haga de común acuerdo y no como plantea el ayuntamiento que es por medio de enajenación forzosa debido al interés social de la obra. Las casas habían sido de propiedad municipal y este tenía preferencia de compra.

Por su parte el ayuntamiento le ofrece 103.231 reales que es el precio de tasación del arquitecto municipal. Esta propuesta provoca la ruptura de negociaciones, con el consiguiente disgusto del propietario que no acepta imposiciones en el precio.

LA DISPUTA sobre la adquisición del nuevo solar finaliza debido al fallecimiento de Muñoa y la declaración de la obra como de utilidad pública en septiembre de 1861. Aún así pasará otro año de conflicto con la heredera Josefa Carlés, tía del propietario, hasta que por decisión del Ministerio de Gobernación se pagan 113.527 reales por el polémico solar, era el 10 de noviembre 1862 y por fin Cáceres disponía de un lugar para la construcción de la nueva sede municipal.