El ferial empezó a mediodía de ayer a calentar motores para vivir los días grandes de San Fernando, lo hizo tímidamente pero con las casetas apuntando maneras, esforzándose en ofrecer alternativas a lo que de un tiempo a esta parte ha venido alejando a los cacereños del ferial, cansados de precios abusivos en las comidas y de instalaciones calurosas en las que el polvo y las moscas eran la tónica dominante. Razones más que de peso para que los clientes dejaran de confiar en el ferial y aprovecharan las viandas de la Feria de Día que con acierto celebran desde hace 10 años los hosteleros del centro de la ciudad.

Pero algo empieza a cambiar y este año ha habido un intento evidente en mejorar por parte de los hosteleros del Real de la Feria. Y si no, pásense por María Bonita, una caseta diseñada al más puro estilo de cualquier pub de moda de la costa: chill out, terraza, zona vip, escenario, paredes adornadas con las estrellas más míticas de Hollywood y cocina donde los chavales de la Escuela de Hostelería de Mérida ofrecen platos cuidados a un precio acorde con las exigencias del mercado. Lo mismo sucede con casetas como El Quinto Pino, Sol Capote o La Caprichosa en un recinto que este año vuelve a contar con el Estanco Colón y una Casa Gallega. Es muy pronto para hacer balance, pero el cliente, siempre sabio, acude donde hay calidad y donde no le dan gato por liebre. Mejor una paella en María Bonita con su pollo, su ajo, su tomate y su aire acondicionado que el calor, el polvo y las moscas de antaño. Eso sí, el estribillo de "hasta que duelan los pies" de Enrique Iglesias será inevitable que para eso estamos en Feria.